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Madrid: 1+1 de Mayo

Madrid celebra su fiesta del Dos de Mayo con la cabeza puesta en la cita electoral del día 24. Los partidos políticos echan cuentas y asumen un cambio de escenario sin precedentes en la Comunidad y en el Ayuntamiento de Madrid. Los futuros gobiernos pasarán por acuerdos a dos, tres o más bandas

Fotografía facilitada por el PP de sus candidatas a la Alcaldía y la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre (i) y Cristina Cifuentes (d), que conversan durante un acto de precampaña en el distrito de Villaverde de Madrid.

Fotografía facilitada por el PP de sus candidatas a la Alcaldía y la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre (i) y Cristina Cifuentes (d), que conversan durante un acto de precampaña en el distrito de Villaverde de Madrid.

Madrid

La fiesta del Dos de Mayo es en realidad este año la fiesta de la calculadora. Con las maquinarias electorales echando humo, PP y PSOE suman y restan. Asumen que se enfrentan a una situación completamente nueva. Se acabó la hegemonía madrileña de los populares y los socialistas no canalizan ya las ganas de cambio de un importante sector de madrileños, cansados de recortes y privatizaciones.

La encuesta que publica este sábado El País no hace más que confirmar una tendencia que todos dan por buena. A partir del día 25 tendrán que sentarse a negociar cara a cara con las nuevas voces que entrarán en Vallecas y en el Palacio de Cibeles. El PP ganará las elecciones según todos los pronósticos pero los saltos de alegría en el balcón de Génova (eufóricos en otros tiempos) serán muy contenidos ante la necesidad de un acuerdo con Ciudadanos, que no tiene la más mínima intención de sentarse en las reuniones del Consejo en Sol o de una Junta en Cibeles a pocos meses de unas generales. ¿Cómo justificaría Ciudadanos ante sus nuevos votantes un acuerdo con Aguirre?

El discurso de los populares durante estos últimos días ha sido el de venderse como el voto útil. Para ello ha forzado su ausencia en los grandes debates celebrados hasta ahora y Esperanza Aguirre, en un intento a la desesperada por no seguir perdiendo votantes hacia Ciudadanos, ha trazado una línea interesada por la que un voto que no sea para el PP terminará siendo un voto para Podemos.

La izquierda más atomizada

El sentimiento de cambio que durante estos años se ha visto en las calles con las mareas de todos los colores, no confluye en una única opción política. Otra de las singularidades de este nuevo panorama político es que tampoco existe un criterio fijo del votante a la hora de valorar más la marca o el candidato en estos comicios.

Por ejemplo, Ángel Gabilondo amortigua el descalabro socialista en la Comunidad pero Ciudadanos lograría muy buenos resultados con unos candidatos completamente desconocidos. Antonio Carmona es popular entre los ciudadanos pero los madrileños parecen haber entendido que un showman que interpreta a Sinatra en un plató puede no ser el mejor alcalde para la capital. Su campaña orientada hacia el votante desencantado de centro se ha encontrado con muro de hormigón que se llama Ciudadanos. Las campañas de Carmona y Gabilondo son como el agua y el vino y entre ambos equipos se han producido ya algunos desencuentros. Diferencias a las que tampoco son ajenas las candidaturas de Aguirre y Cifuentes, que tampoco han hecho un especial esfuerzo por disimularlo.

Singular es también el buen resultado que otorga la encuesta de El País a Manuela Carmena, el cartel electoral de Ahora Madrid, la marca de Podemos para la cita municipal. Carmena, alejada del perfil más duro de la formación de Pablo Iglesias, conecta con varias generaciones de votantes de izquierda y ha logrado entenderse hasta con Ana Botella, actual alcaldesa de Madrid, con la que se reunió en Cibeles hace unos días.

La gran perdedora de la Izquierda puede ser Izquierda Unida a la que pasa factura sus líos y las peleas por situar a los candidatos. Si la estrategia de los críticos era realmente dinamitar la formación regional desde dentro, su objetivo podría estar a punto de cumplirse. Izquierda Unida se quedaría, según El País, fuera de la futura corporación municipal.

Día de despedidas

Mientras los candidatos piensan en las dos semanas de intensa campaña, en la sombra, este Dos de Mayo supone también la salida del equipo de gobierno regional que ha capeado la crisis sin obtener el respaldo para continuar al frente del cartel. Ignacio González ha pronunciado su último discurso como presidente, aunque desde hace varias semanas, ha aligerado su agenda pública y el núcleo duro de su equipo de comunicación trabaja ya a las órdenes de Aguirre en Génova. González se marcha con la resignación de no haber sido el elegido y haber sido víctima de fuego amigo. Su gobierno tuvo que aparcar el proyecto estrella para privatizar seis hospitales públicos, asistió al fracaso de Eurovegas y se ha enfrentado al gobierno central sin lograr un compromiso firme para reformar el sistema de financiación autonómica. Las sospechas sobre su ático en Marbella le dieron la puntilla definitiva hace unas semanas. Este es su legado. Su mérito, ponerse al frente del gobierno en el peor momento de la tormenta. González ha sido probablemente, el político madrileño que mejor ha conocido al detalle la gestión de la Comunidad de Madrid.

Javier Casal

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Presento el informativo Hora 14 en la SER. Durante 11 años estuve al frente de la actualidad de Madrid...

 
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