Sigue la guerra en Kutxabank

Bilbao

Un compañero de la Cadena SER en Madrid solía decirme que cuando habla Mario Fernández sube el pan. Ayer, tras comparecer ante la jueza por los pagos al socialista Mikel Cabieces, no fue una excepción. Dijo que se siente engañado por su sucesor, Gregorio Villalabeitia, por destapar el caso y no informarle. Y soltó esta perla: "Yo no acostumbro a dejar heridos".

Un calentón, me dirán. Nada más lejos de la verdad. Quienes estuvieron con él destacan lo medido y ordenado de sus declaraciones. Lo que dijo Fernández lo dijo con toda la intención y ante micrófonos y cámaras. Quería que se supiera: que lo supiera Villalabeitia, quizás, que lo sepa, el PNV, el partido que le retiró su confianza.

Fernandez usa términos bélicos. Es evidente que se ha desatado una guerra. Con ingredientes de política, de vendetta personal (los dos estuvieron en distintos bandos en el germen del BBVA)...pero que no se quedará aquí. Fernández está "muy cabreado". Que salpique más o menos a Kutxabank, su tesoro, es lo que ahora está en juego.