La obra del Naútico cumple con la normativa
La Diputación ha dado el visto bueno a las modificaciones. El establecimiento, que aúna restauración, arquitectura y música, ya ha abierto sus puertas al público
San Sebastián
Después de tres años cerrada, la planta superior del Real Club Naútico de San Sebastián reabrió ayer sus puertas con un novedoso negocio que combina la restauración, la arquitectura y la música. Cuentan con todas las licencias muncipales pertinentes, una información confirmada en el ayuntamiento, a pesar de que esta entidad había informado erróneamente a Radio San Sebastián, al indicar que no disponían de la licencia de actividad necesaria para la reapertura.
Otro de los obstáculos que ha tenido que superar la obra del edificio ha sido la supervisión de la Diputación de Gipuzkoa, institución encargada de velar por la protección del inmueble, calificado como Bien Cultural con la categoría de Monumento. Radio San Sebastián se puso en contacto con el ente foral para conocer si se había llevado a cabo un seguimiento de los trabajos. Fuentes de la Diputación confirmaron a la SER que fue el Ayuntamiento donostiarra el que les que solicitó la autorización para llevar a cabo la obra. Los técnicos forales analizaron el proyecto y dieron su visto bueno por entender que se cumplía la actual normativa de protección. Incluso durante el tiempo que ha durado la obra la Diputación de Gipuzkoa ha hecho un seguimiento de los trabajos y ha mantenido diversas reuniones con los responsables del proyecto. Y tras estos trabajos concluyen que las obras respetan la normativa de protección del edificio.
El edificio del Real Club Naútico de San Sebastián se construyó entre 1928 y 1929 y es obra de los arquitectos guipuzcoanos Aizpurua y Labayen. El piso superior albergó una discoteca, La Kabutzia, hasta que cerró sus puertas hace tres años. Las obras que han llevado a cabo en la entrada de la primera planta han motivado las protestas de un grupo ciudadanos donostiarras que consideran que las modificaciones arquitectónicas que se han llevado a cabo “desvirtúan y afean” el edificio.
El grupo contrario a las modificaciones, que está recogiendo firmas en Change.org, denuncia que se han incorporado a las terrazas y la escalera de acceso a la discoteca de la planta superior unos antepechos de vidrio que sustituyen a las anteriores, “que eran más acordes con el proyecto original, de hierro pintado o de hierro y cuerda, que evocaban las barandillas de los barcos”.
Además desvelan que se ha añadido una plataforma elevadora, “motivada sin duda por la normativa de accesibilidad, en un caso en que debería sacrificarse, como se hace en cualquier lugar del mundo y como la propia ley de protección de monumentos establece, por intentar preservar las características originales del edificio, y un desgraciado e inarmónico pórtico de madera en el acceso a dicha discoteca”.
El inmueble ha sido remodelado, por el estudio de arquitectura de José Ángel Medina Murua, para crear este nuevo proyecto que une gastronomía, música y arquitectura. El nuevo local cuenta con dos espacios: una zona de lounge bar, en la que tiene especial importancia la cocina japonesa; y una segunda, donde disfrutar de un menú gastronómico durante la cena. Todo ello creación del jefe de cocina, Javier Mariscal. Además, una amplia carta de cócteles de autor, elaborados por nuestros bartenders Elías Escudero, Diego Gato y Dani Gracia; y una gran selección de vinos y champagne completan la oferta gastronómica.
El proyecto musical viene de la mano de Alex Del Toro, con el objetivo de convertir GU en un espacio en el que se respire cultura de club. La imagen corporativa del proyecto ha sido diseñada por Xabier Zirikiain, conocido diseñador y empresario donostiarra de la firma Loreak Mendian.
