El Baskonia roza la victoria ante el CSKA (74-81)
El base baskonista Darius Adams fue el protagonista del choque tras sumar 31 puntos en un recital ofensivo
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Darius Adams celebra un triple en una acción del partido ante el CSKA de Moscú / Foto Euroleague
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Vitoria
El Buesa Arena vivió otra noche más de puro baloncesto. Esas veladas de Euroliga, muchas ya, en las que el aficionado baskonista se convierte en el sexto jugador para empujar a su equipo. Al conjunto vitoriano le faltó "ese poso" que marca la diferencia entre un buen equipo y un gran equipo. A falta de minuto y medio, vencían por un punto, pero de nuevo, la victoria cayó del lado del grande.
Laboral Kutxa se mostró como grande en el arranque. Sin complejos, entregado en una defensa axfisiante que impedía desarrollar el juego "imperial" de los rusos. Acompañó el acierto triple, arma letal de los de Ibon Navarro que destruye cualquier defensa. Cinco triples en el primer cuarto ( dos de Bertans, además de Causeur, Adams y James) abrían una importante ventaja en el marcador en el primer período 27-15.
Los 12.619 aficionados que se dieron cita en el Buesa Arena empezaban a creer en las posibilidades de su equipo.
Con Adams en la dirección de juego,el Baskonia funcionaba mejor. Cinco puntos consecutivos del base baskonista dieron la máxima renta de 15 puntos (32-17), iniciado el segundo período. Los vitorianos emplearon toda su energía en su defensa. Teodosic , De Colo y Aaron Jackson tenían dificultades para dirigir a los suyos en estático. Con Weems fuera de partido, Fridzon sostuvo al CSKA anotando siete puntos en este período. Un parcial 0-10 acercó a los rusos con un triple de Teodosic, pero Adams primero y San Emeterio después, sumaron dos triples que dieron aire al equipo gasteiztarra para irse con una renta de seis puntos al descanso (42-36).
El tercer período fue un cúmulo de faltas, pérdidas, errores y juego endurecido. A eso, sabe jugar mejor el CSKA. Itoudis ordenó subir su defensa, y ahí el Baskonia empezó a tener serios problemas. En siete minutos, los de Ibon Navarro solo había anotado dos tiros libres de Bertans. Apareció Weems cuando más lo necesitó su equipo. Sus siete puntos fueron oro puro, porque el CSKA salía del agujero para ver la luz e incluso ponerse por delante en el marcador después de más de 28 minutos de ir a rebufo de los locales. Salió al rescate Adams, tocado por la varita mágica de la puntería. Sus puntos mantenían al Baskonia en partido al final del tercer cuarto (55-56).
Bajo sospecha, la posibilidad de que Laboral Kutxa cayera exhausto tras el gran desgaste defensivo y ante el poderío físico del rival. Pero en este juego, el corazón también tiene cosas que decir, y la plantilla vitoriana veía cerca la posibilidad de derrotar al coloso moskovita. En ese pulso de "tu a tu", San Emeterio y Adams se pusieron los galones para no ceder terreno. Ni uno ni otro conseguía marcharse en el marcador y cuando lo hizo el CSKA, cinco puntos arriba, dos triples a tablero de Adams encendieron la chispa para seguir creyendo. Remar y remar, con más deseo que, quizás, cabeza en el último minuto y medio. Ibon Navarro decidio jugársela con Mike James, apuesta arriesgada con un jugador fuera de partido. Salió cruz. Dos ataques mal gestionados fueron aprovechados por el CSKA para empezar a firmar su séptima victoria en este Top 16. El error es castigado sin piedad por la escuadra rusa, y los alaveses cometieron varios en los momentos clave del choque.
Laboral Kutxa fue víctima de sus errores, las 20 pérdidas, el mal porcentaje en tiro libre (60%), detalles que se pagan. Nadie duda del esfuerzo, la lucha, la entrega y en varios momentos la superioridad de un Baskonia voluntarioso, impulsado por un estratosférico Darius Adams que se marcó un recital anotador de record. Ahí quedan sus 31 puntos. Pero eso, en Euroliga, no es suficiente.