Dos años de la jura de Urkullu

Bilbao

Que un lehendakari apruebe en el ecuador de la legislatura, suele depender de si quien lo examina se sienta en la bancada del gobierno o en la de la oposicion. Por ejemplo, hace cuatro años el PNV reprochaba a López inacción o que se preocupaba solo por la promociòn y la imagen. Ahora, la oposición dice lo mismo de Urkullu. Le acusan de falta de ambicion, perfil bajo y mucho marketing.

Mientras, el lehendakari defiende su gestión. Que todos sus objetivos están en marcha. Su prioridad ha sido la reactivación económica y el empleo. El sábado recordaba que llegó a Ajuria Enea en recesión y llevamos cinco trimestres de crecimiento; aunque se le olvidó que el número de parados apenas se ha reducido en tres mil personas. Urkullu ha subordinado a esa prioridad sus otros dos grandes objetivos: el acuerdo por un nuevo estatus político (que está, como prometió en manos del Parlamento) y el acuerdo por la paz y la convivencia, que todavía figura en el debe pese a sus intentos.

Así están las cosas dos años después de la jura de Gernika. Todavía lejos de "un autentico reinicio para Euskadi". Pero aún le quedan dos años para cumplirlo. O sólo le quedan dos años.