El vallisoletano Carlos Caramanzana era uno de los tripulantes del helicóptero que se estrelló en Canarias

Carlos Caramanzana, sargento mecánico de 30 años, es una de las cuatro víctimas que viajaba en el helicóptero del Ejército del Aire que se estrelló en Canarias, en Fuenteventura. Nació en Valladolid, pero su vida está estrechamente unida a Medina de Rioseco, donde es natural su padre. Sus dos hermanos también son militares

Se da la circunstancia de que sus padres, ahora jubilados, estaban pasando unos días de vacaciones en Canarias, precisamente, donde su hijo estaba destinado.

Casualmente, 60 personas de Medina de Rioseco se encontraban en Logroño, promocionando la Semana Santa, y en esa expedición figuraban familiares del militar y el propio alcalde de este municipio. Artemio Domínguez, alcalde de Rioseco, ha expresado la "consternación" y el "dolor" que se vive en esta localidad de 5.000 habitantes tras conocer la noticia.

Aunque las tareas de búsqueda y localización siguieron a lo largo del día, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, dio por muertos a los cuatro militares. Solo uno sobrevivió al siniestro.

Sobre las nueve de la noche del miércoles, según el comunicado del Ministerio, un helicóptero Super Puma HD-21 perteneciente al 802 Escuadrón del Servicio de Búsqueda y Salvamento del Ejército del Aire se encontraba realizando una misión rutinaria de entrenamiento consistente en efectuar prácticas de evacuación nocturna de personal mediante su izado en grúa desde el buque 'Meteoro' de la Armada.

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Las maniobras estaban desarrollándose en el mar, a 37 millas náuticas al este de la isla de Gran Canaria.

La tripulación estaba compuesta por tres pilotos, el capitán Daniel Pena Valiño, la teniente Carmen Ortega Cortés, el teniente Sebastián Ruiz Galván y los mecánicos sargento Carlos Caramanzana Álvarez y Johnander Ojeda Alemán, que fue el único superviviente.

Esta tripulación era de alta experiencia, estaba muy bien entrenada y había desarrollado con anterioridad este tipo de prácticas sin problema alguno.

Por su parte, la aeronave había pasado todas las inspecciones reglamentarias y estaba en perfectas condiciones para el vuelo. La última se realizó el pasado 14 de marzo.

Durante la ejecución de las maniobras, se perdieron comunicaciones entre el buque y la aeronave y se iniciaron las labores de búsqueda, en las que inicialmente participaron el propio buque y un avión D-4 (CN-235) del mismo Servicio de Búsqueda y Salvamento que se encontraba en zona apoyando la operación, localizándose al sargento Jon Ander Ojeda Alemán con buen estado de salud. Según declaraciones del rescatado, por causas desconocidas la aeronave entró en contacto con el mar hundiéndose.

Inmediatamente se activaron todos los protocolos de emergencia y a las labores de búsqueda en curso se sumaron dos embarcaciones de Salvamento Marítimo (Mizar y Talia), una (1) de la Guardia Civil y una (1) de Vigilancia Aduanera, más los helicópteros de HELIMER (SASEMAR), Guardia Civil y demás aeronaves del mismo 802 Escuadrón.

El rastreo concluyó con el hallazgo de restos del aparato accidentado.

Las familias de los desaparecidos se trasladaron a la base aérea de Gando a la espera de más noticias y donde recibieron apoyo psicológico de los equipos de Cruz Roja y del Ministerio de Defensa.