Detenidas 78 personas en una operación contra las estafas a través de inversiones
Así, en España se ha procedido a la detención de 75 británicos y tres estadounidenses, arrestos a los que hay que sumar otras 30 detenciones -Reino Unido (20), Serbia (8) y Estados Unidos (2)-. Además, se han cerrado 15 'chiringuitos financieros' en Barcelona y Málaga
Las investigaciones se han desarrollado en cinco países distintos y han sido coordinadas por un equipo conjunto formado por la Policía Nacional y la City of London Police, que ha contado con la colaboración de la NCA británica, el Servicio Secreto de EEUU y la Policía de Tampa (Florida).
El objetivo de estos 'chiringuitos financieros' formados por complejos entramados de sociedades -sin actividad mercantil real- es la captación de ahorro privado bajo la oferta de atractivos productos que en realidad son falsos. En 2012 más de 5.000 personas fueron víctimas de estas estafas, generalmente de edades comprendidas entre los 60 y los 70 años.
Las investigaciones llevadas a cabo para desarrollar esta operación se han prolongado durante dos años y han estado dirigidas contra los líderes de una amplia red dedicada a las estafas en el ámbito de la inversión.
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De este modo, las primeras averiguaciones de los agentes condujeron hasta varios grupos ubicados en las provincias de Barcelona, Málaga y Mallorca, para después localizar las sedes desde las que operaban e identificando a los responsables de su gestión.
Tras ello, se estableció un operativo en el que participaron como observadores 40 miembros de la City of London Police, 10 oficiales de la NCA británica, tres agentes de la Policía de Tampa y cinco del Servicio Secreto Americano. Durante esta intervención se han llevado a cabo 25 registros, 21 en la provincia de Barcelona y cuatro en Marbella (Málaga).
En esta operación, se han desmantelado 15 de estos 'chiringuitos' y se ha intervenido numerosa documentación relacionada con las estafas, como por ejemplo guiones con pautas a seguir por los operadores para captar víctimas, listados de clientes, documentación bancaria relacionada con cuentas y sociedades establecidas en paraísos fiscales, y facturas comerciales de empresas vinculadas a la organización.
Asimismo, se han incautado más de 200 dispositivos informáticos de almacenamiento externo, más de 100 equipos informáticos, 89 teléfonos móviles, joyas y relojes valorados en 417.000 euros, 91.000 euros en efectivo, tarjetas de crédito de cuentas en el extranjero y vehículos de lujo valorados en 480.000 euros.
Por otra parte, en España se han emitido órdenes de bloqueo de fondos para su difusión a distintas entidades financieras, y en Estados Unidos se han bloqueado varios depósitos a nombre de uno de los detenidos por valor de 700.000 dólares.
BOILER-ROOMS
Las boiler-rooms son organizaciones que se estructuran en unidades reducidas que actúan de manera independiente relacionadas entre sí a través de algunos de sus componentes.
Detrás de estas células autónomas se encuentran los líderes, que centralizan las bases de datos de potenciales víctimas, siendo, además, los responsables de blanqueo de los fondos obtenidos de manera fraudulenta, de la logística de la organización, de la creación de los productos ficticios utilizados para el engaño a los inversores y de la formación de los responsables de los grupos dedicados a captar a clientes para estafarlos.
Además, se encargan de crear una estructura societaria amplia y difícil de desmontar para dar una apariencia legal a las operaciones y favorecer el blanqueo.
De esta manera, los responsables de los grupos desarticulados conseguían los listados de potenciales clientes -en su mayoría elaborados por empresas de marketing contratadas por la organización-, buscaban las oficinas desde donde operar, contrataban las líneas telefónicas, conseguían la documentación falsa para contratar cuentas en entidades bancarias, seleccionaban el personal y buscaban las viviendas donde se alojaban.
Igualmente, los jefes de estas células gestionaban el trabajo diario y el personal bajo su mando, estableciendo para ello una férrea disciplina, en la que imponían estrictas normas de convivencia en los domicilios -no permitiendo fumar, hacer fiestas, etcétera-, evitando en todo momento que los empleados llamaran la atención de los vecinos, de los arrendadores o de la Policía. Si se incumplían los horarios establecidos o de los objetivos fijados, aplicaban duras sanciones económicas.
FALSOS BROKERES
Allí donde operaban, disponían de una base de datos facilitada por la organización, información con la que realizaban llamadas presentándose como brókeres, pertenecientes a alguna sociedad gestora de inversión. Con este primer acercamiento tanteaban a los clientes interesados en invertir, y qué cantidades se les podrían solicitar.
Después de ello, los estafadores realizaban un segundo acercamiento en el que ya exponían los diferentes tipos de productos financieros, siempre con un altísimo rendimiento, y hacían una propuesta clara de inversión. Una vez captado el cliente, le llamaban varias veces más proponiéndole otras inversiones o ampliar la inicial.
Una vez alcanzados unos objetivos o bien habiendo operado determinado tiempo -un plazo de seis a 12 meses- con los nombres de una serie de sociedades, éstas desaparecían.
Las oficinas cerraban, iniciando las operaciones desde una nueva localización, creando o inventando nuevas sociedades, páginas web, direcciones de correo electrónico, teléfonos de contacto, etcétera, con las que actuar. El personal que opera en los boiler-rooms no suele tener contrato de ningún tipo ni estar dado de alta en ninguno de los regímenes de la Seguridad Social.
OPERATIVA FINANCIERA
El dinero defraudado es controlado y gestionado en todo momento por los responsables de los grupos y queda fuera de todo control fiscal. Así, contrataban cuentas en entidades financieras españolas a nombre de testaferros o de miembros de la organización bajo identidades falsas, o bien por sociedades creadas en España sin valor ni actividad mercantil.
Una vez obtenidos los fondos, los reintegran en efectivo o bien, haciendo uso de Internet, los mueven de cuenta a cuenta en España, Reino Unido u otros países, incluidos paraísos fiscales. Este trasvase rápido del dinero se realiza para dificultar la localización de activos y/o el bloqueo preventivo por parte de los servicios de prevención del blanqueo de capitales de las propias entidades financieras o de las autoridades judiciales.
Por último, parte de estos fondos se reintegraban en el sistema legal mediante transferencias a cuentas contratadas a nombre de sociedades o personas que, en principio, no están relacionadas con la organización, logrando con ello dificultar extremadamente la localización de los activos defraudados.