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Piden que se prohiban los cigarrillos electrónicos en centros sanitarios

Señalan que no hay evidencias científicas sobre si provocan efectos nocivos para la salud, tanto para los consumidores como para los que inhalan el vapor que emiten, y que pueden contribuir a socializar de nuevo el consumo de tabaco

Cigarrillos electrónicos en el aparador de un bazar en Barcelona, al lado de teléfonos móviles y webcams(EDUARD NAVARRO)

Cigarrillos electrónicos en el aparador de un bazar en Barcelona, al lado de teléfonos móviles y webcams

La Red Catalana de Hospitales Sin Humo y la Red de Atención Primaria sin Humo apuestan porque se regulen estos productos como los cigarrillos normales

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La Red Catalana de Hospitales Sin Humo y la Red de Atención Primaria, con el apoyo de la Agencia de Salud Pública de Cataluña, han recomendado a todos los centros sanitarios que prohíban el uso de cigarrillos electrónicos porque se desconocen sus efectos nocivos. Las dos organizaciones sostienen que se desconoce si tienen algún efecto nocivo tanto para los que los consumen como para los que inhalan el vapor que emiten y también porque podrían contribuir a volver a normalizar el consumo de tabaco que se había conseguido "desnormalizar". Además, piden que se regulen estos cigarrillos con la misma ley que los normales.

El uso de los cigarrillos electrónicos se está extendiendo por Cataluña, siguiendo el mismo camino que otros países como el Reino Unido o Italia. En Estados Unidos en sólo seis meses se ha duplicado el consumo de este producto. En Cataluña no hay cifras todavía pero desde la Red de Atención Primaria sin Humo y la Red Catalana de Hospitales sin Humo se ha creído necesario dar el toque de alerta porque se ha constatado el aumento.

En primer lugar, han explicado que todavía no hay estudios científicos que hayan demostrado que su uso sea una estrategia que contribuya a dejar de fumar o reduzca los riesgos del consumo del tabaco convencional. Sí hay indicaciones sobre que son menos tóxicos que los convencionales pero no se conoce con detalle cuáles son los componentes que contienen. Han alertado de que no hay información concluyente sobre la seguridad de su uso y los líquidos utilizados no están regulados.

El jefe de la Unidad de Tabaquismo del Instituto Catalán de Oncología (ICO) y coordinador de la Red Catalana de Hospitales sin Humo, Esteve Fernández, ha explicado que hay dos tipologías: con y sin nicotina. Los primeros asegura que no satisfacen los consumidores y los segundos, aunque no llevan muchos de los contaminantes de las convencionales, sí llevan otros componentes en el líquido que se encarga de crear el vapor que se ha comprobado que tiene "propiedades irritantes y tóxicas ". Por ello, considera que deben hacerse los estudios adecuados para constatar que estos componentes no son nocivos para la salud.

El otro punto importante para aconsejar su prohibición es el hecho de que estas cigarrillos pueden jugar en contra del trabajo realizado hasta ahora para "desnormalizar" el consumo del tabaco. Ver a una persona con un cigarrillo electrónico crea " confusión "entre la ciudadanía que vuelve a ver cigarrillos en lugares donde se había logrado prohibir. De hecho, ha dicho que tienen constancia de que ya se está haciendo uso de estos productos en espacios públicos e incluso algún centro sanitario.

El miembro de la Comisión Técnica de la Red de Atención Primaria sin Humo, Juan Lozano, pidió que los cigarrillos electrónicos reciban "la misma consideración" que las convencionales y sean reguladas también por la ley antitabaco, con el objetivo de no dañar el trabajo realizado en la última década que ha permitido ir reduciendo el consumo de tabaco y ha permitido que la ciudadanía ya no lo vea como algo normal. "El 70% de la población no fuma y el más frecuente debe ser lo normal y se debe poder expresar en público", ha declarado.

Han alertado también de que estos dispositivos están "fuera del control sanitario o alimentario" y que se están comercializando desde tiendas electrónicas, como producto electrónico que es, y a través de un "marketing agresivo" que afirma que este producto ayuda a dejar de fumar cuando todavía no hay estudios que así lo demuestren. En este sentido, Fernández ha explicado que en otros países donde sí se han hecho estudios se ha comprobado que hay muchos consumidores que los utilizan de manera dual, es decir, no abandonan el tabaco.

 
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