Contratos de verano

Han dejado de ser contratos de temporada para convertirse en contratos de días o incluso horas con la crisis. Son las condiciones en las que miles de personas se incorporan al mercado laboral este verano en la Costa del Sol de la mano del sector servicios, que concentra el 85 por ciento de los contratos del último mes.

"Estoy loco por que llegue el verano y empezar a trabajar". El rostro de Jesús García denota impaciencia mientras pronuncia estas palabras. Es uno de los 5.247 malagueños que han dejado las listas del paro en el último mes para incorporarse al mercado laboral. Enfundado en la camisa blanca y el pantalón negro de su uniforme, se mueve con fluidez por el chiringuito en el que trabajará como camarero este verano, en Casa Lucas, ubicado en plena playa de la Misericordia de la capital malagueña.

Pero con la crisis, los contratos de verano han cambiado: menos días de trabajo y menos horas. "Normalmente siempre he trabajado nueve meses, pero tal y como está la cosa, me llaman ahora menos, tres meses, cuatro, cinco...". A esto se suma la reducción del tiempo de trabajo. Paqui Fernández, una de las propietarias del chiringuito, explica con desagrado que por primera vez han tenido que recurrir al contrato por horas en algunos casos: "Hay días que los trabajadores están a media jornada o jornada completa, depende del trabajo que haya (...), a lo mejor se les contrata cuatro o cinco horas, eso normalmente no lo hemos hecho nunca, es por la crisis", reconoce Paqui mientras explica con preocupación los problemas para cuadrar las cuentas del establecimiento y el pago de los impuestos.

En la misma línea se pronuncia Jorge García, titular del chiringuito Los Compadres. "Antiguamente contratabas a una persona y te echaba el día entero o la media jornada completa, pero ahora, si necesitas gente de dos a cuatro del mediodía, que es cuando viene lo gordo de la clientela, los contratas para eso, dos horas, no podemos tener una persona todo el día para dar vueltas". Sobre el perfil de contratación, Jorge deja claro que sólo busca a profesionales, "que se desenvuelva sin explicarles nada"; entre sus empleados de verano se encuentra Jorge Robles, uno de sus camareros: "A trabajar el día entero y a guardar para el invierno". Y es que Jorge se va al paro, como Manuel, espetero de los antiguos, de Casa Lucas: "Este trabajo no da para vivir todo el año. Gano 1.100 al mes y en invierno me voy al paro y me aprieto la correa; tiro de sopitas de avecrem y de huevos cocidos y patatas. Y si no, me voy a la casa de una de mis jefas que prepara muy bien la comida", dice mientras Paqui, a su lado, sonríe.

Uno de los problemas es que al reducirse las horas de contrato, se reduce también el tiempo de cotización para muchos de estos ciudadanos que en invierno vuelven a ingresar en las listas del desempleo.

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En los hoteles, el esquema se repite. Montse Pol trabaja en el hotel Siroco de Benalmádena. La contratación ya no es por meses, va por semanas o días. "Este año los contratos son más chiquitos, de cinco horas y dos semanitas es el que tengo ahora" señala Montse para añadir, acto seguido: "pero por lo menos tengo trabajo". Ana Leonor Fernández, la gobernanta del establecimiento, señala que "los contratos son más cortos y se hacen de tres días, de una semana, de quince en quince días, según la ocupación, si ésta baja, bajan los contratos; que vuelve a subir la ocupación, te vuelven a llamar".

Son algunas de las características de los contratos de verano, que han dejado, en muchos casos de ser contratos de temporada.