La alcaldesa de Madrid pensará durante éstos dos días en la remodelación del que será su quinto gobierno desde que llegó a la alcaldía de madrid. El sexto en ésta legislatura. A día de hoy se inclina por buscar a personas de su más estrecha confianza, fuera de la lista electoral con la que el PP concurrió en las últimas elecciones municipales. Podría estar pensando en repartir competencias, más que en hacer nuevos fichajes Prescindir de Fernando Villalonga y de Juan Antonio Gómez Angulo no va a ser fácil para Ana Botella. Y no lo será porque, según cuentan fuentes del entorno de la alcaldesa, los dos delegados se habían convertido en auténticos pilares de su gobierno. Villalonga supo en cuestión de meses, desde su llegada a la delegación de Las Artes, hacerse «imprescindible». Le une una gran amistad con Botella, «pero lo suyo no era unión, más bien era una comunión», señala un destacado miembro del equipo de la alcaldesa. Dicen que hasta ahora ha sido su auténtico referente ideológico. Y desde ese poderío era observado por el resto de miembros del gabinete Botella. Gómez Angulo, compañero de pupitre de Jose María Aznar, ha aportado al gobierno municipal, sobre todo, su experiencia en el Consistorio, donde llegó a ser teniente de alcalde. Experiencia y sensatez. Los más estrechos colaboradores de la alcaldesa han llegado a mirarle, incluso, con cierto recelo porque en tiempo record, en apenas tres meses, ha conseguido figurar entre los más influyentes. En un primer momento, tras la sentencia del Tribunal Constitucional, se pensó en la posibilidad de que los dos dejaran de ser delegados pero pudieran ser coordinadores de área, con voz en comisiones, pero no en el Pleno. Eso sí, mandando en sus respectivos departamentos aunque por encima se colocara a otras personas. Fuentes consultadas confirman que la opción no tardó en ser desestimada, porque la alcaldesa no quiere buscar subterfugios. Quiere acatar la sentencia. Y no queda otra. Villalonga y Angulo tienen que irse. Botella mediatará éstos dos días de fiesta. A día de hoy, se asegura que quiere hacer los cambios mínimos, los imprescindibles, y que se inclina más por repartir competencias entre los miembros de su reducido gobierno que por nombrar a dos nuevos delegados. En éste sentido ya circula en las quinielas un nombre que podría acapar más trabjo con la nueva remodelción, el de Diego Sanjuanbenito. Ya es miembro de su gobierno, joven, con proyección política y amigo de la familia de toda la vida. En definitiva, otra persona de confianza, que es lo que busca la alcaldesa, más allá de la que le puedan inspirar los nombres de la lista electoral del PP que fueron metidos por Esperanza Aguirre.