La músico ciega que perdió un brazo en el Metro aún no ha cobrado su indemnización

Era lunes y Danays, de 38 años, había quedado en Gran Vía con unas amigas a las 12 del mediodía. Bajó al Metro, en la estación de Nueva Numancia. Como había hecho otras muchas veces, trató de concentrarse para escuchar hacia dónde se dirigían el resto de viajeros con el objetivo de saber dónde se encontraba la puerta de acceso al convoy. "Según mi oído hay una puerta más cerca hacia la derecha que hacia la izquierda", pensó Danays. Pero no llegó a subir al vagón, cayó entre medias, porque confundió el espacio que tenía que ser de la puerta, con el espacio entre vagones.

Danays cayó a las vías y el tren aplastó su brazo izquierdo. "Recuedo un dolor que no se puede describir de ninguna manera", señala. El accidente le obligó a estar 40 días en el hospital Gregorio Marañón y a pasar por muchas operaciones, por muchas cicatrices. Los médicos intentaron reconstruirle el brazo, incluso, quitándole venas de las piernas. Pero la reconstrucción fue imposible. Por eso, Danays no ha podido recuperar su gran pasión, tocar la guitarra.

Ella sigue cantando, pero ahora no puede actuar sola, necesita que alguien toque una guitarra, un piano y eso ha hecho que sus actuaciones sean menos numerosas. Sus amigos, sus dos familias, la de Cuba y la de España, la ayudan todo el tiempo y económicamente. Pero Danays tiene claro que no quiere ser dependiente, que quiere tener su dinero y un trabajo, y que la indemnización tarda demasiado. "Se va dilantando y yo me voy quedando sin opciones para vivir económicamente. Yo no quiero que me mantengan", insiste.

Danays también quiere que en Metro se den cuenta de los problemas que presenta el suburbano para una persona invidente y, por eso, pide que se pongan soluciones como mamparas que se abran cuando llegue el tren a la altura de cada puerta porque "para esos que se caen el saldo que se les queda es grave, o te mueres o te quedas amputado", subraya.