Geriatría en perros y gatos (programa 3)
Consejos para cuando nuestros animales llegan a la edad adulta
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Mercedes Sánchez. Veterinaria
11:14
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Villena
Como hemos hablado en los dos programas anteriores, nuestros perros y gatos, afortunadamente, cada vez viven más y mejor, y como siempre les digo, tienen que hacerlo con calidad de vida. Que quiera salir a la calle, que tenga ganas de comer, que esté feliz, que pueda desplazarse donde él o ella quieran.
Y es que nuestros peludos, entran en esta etapa algo complicada, a una edad diferente unos de otros. Como os decía en el primer programa, por ejemplo los gatos entran en la etapa senior con unos 7-8 años de edad y los perros, dependiendo de su tamaño, pueden hacerlo desde los 6 años (en el caso de un perro de tamaño gigante) o a los 10-12, como los perritos de tamaño pequeño.
Y los achaques llegan, esto es algo indudable e ineludible, va a pasar y a veces, no llegan solos.
Y de esto vamos a hablar en esta parte de la serie de programas que estamos haciendo sobre geriatría.
¿Cómo podemos darnos cuenta de que algo ha cambiado? De que algo está pasando.
Ya sabemos que los animales, sobre todo los gatos, son de esconder que algo les está pasando, que están enfermando, o es una enfermedad de aparición tan lenta que es imposible darse cuenta justo al principio y cuando ya vemos o nos hacen ver que algo pasa, pues puede ser tarde.
Así que, ¿qué os recomiendo para poder daros cuenta de que algo está ocurriendo?
Pues, sobre todo, tenerlo muy vigilado, y que cualquier cambio en su personalidad (como que se ha vuelto más agresivo o irritable), en sus rutinas ( que antes se subía al piso de arriba o a determinada estantería si es un gato a dormir y ahora ya no lo hace), que ha perdido el apetito, o al revés, que de repente tiene mucha hambre y mucha sed y hace mucho pipí… O que la barriga se le hincha, o que tiene intolerancia al ejercicio, o una tos frecuente, o ha empezado a vomitar de manera más frecuente, que cuando lo vas a coger se queja, o que se queda como parado en mitad del pasillo o en una esquina, que se siente desubicado, que ha perdido vista o ya no nos hace caso, que puede ser que no nos esté oyendo… Cualquier cambio en su normalidad, en sus rutinas o en su forma de ser, nos tiene que hacer ver que ahí está pasando algo.
Y es que, está claro que hay condiciones, como la de mi perra Birra que está como la canción de Shakira, terca, ciega y sorda, muda no está, ya nos lo hace saber cuando hay una puerta cerrada, que pueden deberse simplemente a la edad, la frase tan frecuente que se dice en consulta de : es que se ha hecho mayor.
Pero que se haga mayor no significa que tengamos que conformarnos con su nueva condición, y que demos por hecho o como irreversibles algunos síntomas que empiezan a padecer, ya que un perro o un gato puede ser mayor, pero tiene que poder seguir subiéndose a los sitios altos, o queriendo salir a la calle a darse su paseo y olisquearlo todo o comer con normalidad y sin dolor.
Y aquí quiero comentaros la otra frase que escuchamos mucho los veterinarios cuando diagnosticamos enfermedades en animales senior o geriátricos, y queremos tratarlos, que es la de : “pero para qué, si es que ya es mayor” ó “ es que me da miedo anestesiarlo porque es mayor” ó “no, es que ya es muy mayor, si tuviese 8 años sería distinto”
Los animales, todos, tienen que tener calidad de vida. Y que un animal esté llegando a la última etapa de su vida no tiene por qué privarle de ese derecho. Deben seguir viviendo sin malestar ni dolor. Y es verdad que hay enfermedades que no se pueden curar, que van a estar con ellos durante el tiempo que vivan con nosotros, pero podemos hacer que convivan con esa enfermedad de la mejor manera posible, y si no se puede, pues tendremos que pensar en otras opciones. Y ese es otro tema que me gustaría abarcar en otro programa.
Mercedes Sánchez. Veterinaria