Francisco Sevillano (UA): “Indalecio Prieto no es un sacamantecas; fue un personaje complicado, pero uno de los más moderados del PSOE”
El catedrático de Historia Contemporánea ha desmentido en Hoy por Hoy Alicante los argumentos que Vox esgrimirá en el próximo pleno para que retiren el nombre de la calle del ministro de la República
Francisco Sevillano Calero, catedrático de Historia Contemporánea de la UA, en Hoy por Hoy Alicante, sobre la retirada de la calle a Indalecio Prieto
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Alicante
El catedrático de Historia Contemporánea de la UA, Francisco Sevillano Calero, ha desmentido en Hoy por Hoy Alicante que Indalecio Prieto fuera el político sanguinario y violento que dibuja Vox para reclamar en el próximo pleno que se le retire la calle con su nombre en Alicante.
Una calle, junto al MARQ, en el barrio del Pla, debida a su papel de ministro de Hacienda y de Obras Públicas durante la II República, con el que impulsó infraestructuras como la creación de la playa de San Juan, tal y como la conocemos hoy día.
Sevillano, que ha centrado sus investigaciones en la propaganda política en la guerra civil, tanto en el bando republicano como nacionalista, recalca la importancia de la propaganda política y de Estado, y no solo de la censura.
De hecho, halló recientemente en el archivo de Negrín, que fue presidente de la República, pruebas que demuestran que la propaganda de guerra se dirigía desde la presidencia del Consejo de Ministros. Y en noviembre de 1937 se creó un Ministerio de Propaganda con un alicantino al frente, Carlos Esplá, que continuó hasta el final de la guerra.
Para Sevillano, Prieto "no es un sacamantecas, es un personaje complicado", que en un momento de alta tensión política, fue precisamente uno de los personajes más moderados del PSOE.
Recuerda que aunque participó en la organización de la huelga de octubre de 1934, Indalecio Prieto reconoció su error en el exilio. De hecho, insiste, pertenecía a los sectores reformistas, de diálogo con los otros partidos republicanos, y esa es la diferencia con Largo Caballero, que "no era un sanguinario tampoco".
Precisamente, explica, "en octubre del 34 revienta todo" y comprenden que la vía violenta no es la adecuada para transformar la sociedad. "Hay una quiebra de la cultura revolucionaria".
Eso sí; entiende la propuesta acorde con Vox, como impulsores de la Ley de la Concordia en la Comunitat. Historiográficamente no la comparte, dice, y la define como "una propuesta rotunda y seudohistórica, preñada de generalizaciones y dramatismo". La entiende desde los parámetros ideológicos de este partido, como pertenece al discurso franquista decir que estos episodios desembocaron en la guerra civil. Opina que "es un discurso revisionista asumido por la derecha conservadora y por la radical", pero la quiebra constitucional fue el golpe militar del 17 de julio en el protectorado marroquí, dice, y luego el día 18 en la península.
Además, uno de sus escoltas estuvo implicado en el asesinato de José Calvo Sotelo, diputado monárquico, el 13 de julio de 1936, esgrimen desde Vox.
Pero por la misma regla de tres, basándose en la ley de concordia, también asesinaron al socialista teniente Castillo, "pero este tipo de argumentos de ida y vuelta no tienen más sentido", recalca. También es polémica la historia de Calvo Sotelo, y se podría proponer la retirada de esa plaza como agitador nato en el Parlamento, dice, pero "hay que entender todo en su contexto".
España no era una excepción, y cree el catedrático que hay que mirar "evitando el anacronismo y reconociendo los excesos", las contradicciones dentro de un ambiente de crispación política.
