Clinton Sumner: “Nadie había intentado hacer un ‘doble Everest’ a pie de una sola tacada y ahora sé por qué”
Este forajido de origen sudafricano y alma alicantina se ha dejado la piel en un 'trailxtrem' salvaje: 17 ascensos en solitario por el legendario kilómetro vertical del Puig Campana de Finestrat (Alicante), el equivalente a subir dos veces al Everest
Clinton 'crazy forajido' Sumner!
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Hace un par de años, el ultra atleta Clinton Sumner nos contaba su aventurón más brutal hasta entonces: un ultraman de 20 kilómetros a nado, un millar de kilómetros en bicicleta y 168 kilómetros de carrera a pie durante 96 horas non-stop’.
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Esta vez, este forajido de origen sudafricano y alma alicantina se ha dejado la piel en un trailxtrem literalmente salvaje: 17 ascensos en solitario por el legendario kilómetro vertical del Puig Campana de Finestrat (Alicante), el equivalente a subir dos veces al Everest. ¡Locura máxima!
Un recorrido de 186 kilómetros con un desnivel positivo de 17.700 metros. Más de 55 horas consecutivas de carrera para cumplir un objetivo: rendir homenaje a Maribel García, exjugadora de baloncesto que luchó contra un tumor cerebral.
Diario de campo forajido
“22 de diciembre, día en el que mis articulaciones y mi mente entran en modo supervivencia. Llevo desde 2012 desafiando los límites de mi cuerpo y mi cabeza, sin duda esta vez, con 43 años, me acabo de superar.
Nadie había intentado hacer un ‘doble Everest’ a pie de una sola tacada y ahora sé por qué”.
Las primeras cinco ascensiones van según lo que Clinton había planeado: 1 hora 30 minutos para coronar la montaña y 1 hora para bajar. “Me encontraba de lujo, ligero, fuerte, sin sueño, parando 15 minutos tras cada vuelta, siempre con un poco de arroz integral con guisantes, toallitas de bebé para aseare y agua para reponer líquidos.
Entrando a la segunda noche, el cuento cambia radicalmente. Se levanta un viento muy muy fuerte, la temperatura se desploma. Paso a tardar dos horas en subir y una hora y media en bajar. Las fuerzas ya no son las mismas y, sin darme cuenta, sobrepaso las 24 horas continuas de actividad”.
“No sé en qué momento todo se tuerce. Entro en estado de crisis. Esa franja de horas peligrosas, entre las tres y las cinco de la madrugada, se apodera de mí. Mi cuerpo me pide un descanso, mi cabeza me pide continuar. Los pies se van quedando sin piel, a pesar de lavármelos tras cada vuelta. De tardar 90 minutos en cubrir los cuatro kilometros del kilómetro vertical, paso a tardar una hora en hacer un solo kilómetro.
Mis amigos, mi hijo mayor, incluso mi madre y mi padre, que está pasando quizá los peores días de su vida con la esclerosis sistemica..., todos hacen el esfuerzo de venir a verme e incluso de acompañarme en las últimas subidas. La tarde del 24 de diciembre, mi cliente y amigo Javi me trae un kebab. Juntos hacemos las dos últimas ascensiones.
Son las 19.15 cuando Paula, hija de Maribel, llega desde Barcelona. Estaba súper emocionada mientras le contaba cómo me había pasado estas últimas 55 horas corriendo para homenajear a su madre”.