Felipe Orts firma el primer podio español en una Copa del Mundo
Un cambio de cubiertas en la última vuelta fue clave para el histórico logro del vilero
Benidorm
Seguramente no haya mejor anécdota para explicar lo extraordinario del logro conseguido en la tarde de este domingo por Felipe Orts en Dublín que lo sucedido sólo minutos después de que el de La Vila Joiosa cruzara, exhausto, la línea de meta en tercera posición.
Caminaba el corredor del Ridley Racing Team hacia el podio irlandés cuando, a su lado, el ganador de la carrera, el belga Michael Vanthourenthout, se sorprendía de que el seis veces campeón de España no se hubiera cambiado el calzado y siguiera llevando las zapatillas de correr y le preguntaba por ello a su rival. Felipe, sonriente y como el que dice algo muy obvio, le explicó que, sencillamente, “no venía preparado para subir al podio”.
Por mucho que Felipe Orts, en la temporada de su vida, hubiera dado señales previas de que este momento iba a llegar más pronto que tarde, la historia pesaba como una losa. La historia, en definitiva, nos decía que nunca un corredor español había subido a un podio de una prueba de la Copa del Mundo de ciclocross. De hecho, el que más cerca estuvo previamente fue el propio Felipe Orts (5º en Maasmechelen el año pasado). Pero todo eso cambió este domingo, 1 de diciembre de 2024, en Dublín. Ahí, Felipe Orts, de nuevo histórico, volvió a hacer lo que nadie había hecho antes.
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Y todo después de una carrera que se podría haber ido al traste en la primera vuelta, cuando una fea caída del checo Michael Boroš al paso por los tablones provocó un efecto dominó en el que Felipe Orts protagonizó una de las ‘salvadas’ del año y en el que el campeón de Europa, Sven Nys, se llevó la peor parte teniendo que optar por el abandono pocas vueltas más tarde tras el fuerte golpe recibido.
Como ya se ha convertido en habitual en esta temporada de ensueño para el ciclocross español, Felipe Orts rodó durante toda la carrera con el grupo de los mejores. En un circuito rapidísimo y bastante llano, pronto quedó claro que la pelea por la victoria final se la iban a jugar entre los belgas Michael Vanthourenthout, Eli Iserbyt, Toon Aerts y Joran Weysure; el neerlandés Pim Ronhaar y el único corredor ‘no-Benelux’ que ha sabido sentarse a la mesa de los grandes, Felipe Orts.
Pasaban las vueltas y ese numeroso ‘pelotón’ de siete unidades no se descomponía, algo poco habitual en el ciclocross. El primer en intentar sacudir el árbol fue Ronhaar, que apenas hizo daño. Luego, fue el turno de Aerts, que cada vez recuerda más al corredor de antaño, pero tampoco él pudo hacer gran cosa.
Así, a vuelta y media para el final, el sol que había brillado durante las últimas horas sobre el circuito dublinés desapareció y ese típico aire frío, pesado y húmedo que precede a la lluvia hizo acto de presencia.
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Orts, como tantas otras veces en el pasado, hizo entonces gala de su extraordinaria capacidad de leer las carreras y avisó a su box. Quería que le montaran las ‘rhino’, o sea, las cubiertas que en la especialidad invernal del ciclismo se utilizan para volar sobre superficies embarradas.
En el penúltimo paso por los boxes, cuando normalmente uno busca evitar cualquier pérdida de tiempo, Orts entró y cambió. La apuesta, como tantas otras veces en el pasado, fue la acertada. Otros no supieron leer tan bien la situación y, llegado el tercio final de la última vuelta, al paso por la zona más técnica y deslizante del circuito, llegaron los errores.
Iserbyt, en cabeza, resbaló y se llevó con él a Aerts. Un pequeño error. Un tonto enganchón que Vanthourenthout supo aprovechar para coger los pocos metros de ventaja que acabarían siendo suficientes.
También aprovechó Orts que, y esto sí que fue el factor diferencial respecto al pasado, atraviesa este año el estado de forma de su vida. Es igual de listo. Es igual de bueno en las partes técnicas. Es igual ‘pillo’ a la hora de ver trazadas que nadie más ve. Pero es mucho más fuerte, mental y físicamente, que en el pasado.
Por eso, cuando abandonó el prado, giró a la derecha y encaró el asfalto de la recta final, casi nadie dudó de que iba a ser capaz de alcanzar ese logro histórico de alzarse con el primer podio español de la historia de la Copa del Mundo de ciclocross.
Encajonado a rueda de Aerts y con Iserbyt a la suya, no especuló. No miró atrás. Se agachó todo lo que pudo detrás del gigante del equipo Deschacht (1,88 de altura del belga por 1,79 del español) para aprovechar al máximo su rebufo y ofrecer el menor posible al pequeño Iserbyt (sólo 1,65 de suelo a cabeza).
Y en el sprint de su vida, Felipe Orts no sólo sacó de punta a Iserbyt, sino que por un momento, por un muy breve instante, parecía que iba a ser capaz de superar también a un Aerts que, finalmente, defendió su segundo puesto.