Documental sonoro: Algemesí, el centro de la DANA en la Ribera

«El panorama es desolador, no podíamos más con la impotencia de estar en casa viendo las imágenes por televisión y no venir a ayudar. València necesita ayuda y toda España estamos volcados con vosotros. No os vamos a abandonar». Este es el espíritu de los miles de voluntarios que han llegado de todas partes del país -y también, de otros rincones de Europa- y que, palazo tras palazo, quitan el lodo, la tristeza y la rabia de unas calles que, hasta hace dos semanas, eran empedradas. Ahora, y con las primeras «karcher» que llegan donadas muchas veces por los mismos voluntarios, empiezan a recuperar algo de lo que fueron. Xàtiva, Villanueva de Ávila, Madrid, Sevilla, Burgos o Murcia. Personas voluntarias que contaron a Radio Xàtiva Cadena SER el porqué de su llegada a Algemesí. Algunas de ellas han venido con sus propios coches, en los que se quedan a dormir, cuando acaba una jornada intensa de trabajo. Las noches, húmedas en la Ribera, aún huelen a fango, a basura y a saber a qué más. Huele a catástrofe, en definitiva, que es lo que es esto. La jornada de las personas voluntarias de Xàtiva empieza bien temprano, a les 7 de la mañana, desde el Pabellón Francisco Ballester. Allí, el alcalde de la ciudad, junto con otras concejalas como María Beltrán o Raquel Caballero, pasan lista y dan instrucciones de seguridad a las más de 100 personas que este sábado participarán en las labores de limpieza y ayuda humanitaria en Algemesí y Paiporta. Justo al lado de los dos autobuses que conducirán a las personas hay desplegadas un montón de cajas repletas de guantes, mascarillas, gafas de protección, chalecos reflectantes, calcetines y camisetas para cambiarse. Quienes facilitan una por una esta ayuda a las personas voluntarias son los policías locales de Xàtiva, así como los miembros de la brigada municipal. «Esto yo no lo había visto nunca, la ola de solidaridad es tremenda. Nosotros tenemos compañeros de todos los rincones de España, y eso sí que es »germanor, nos comenta Rafael Valor, inspector de policía. El viaje a Algemesí es silencioso -aún es muy temprano-, y se interrumpe únicamente por el sonido de la cinta americana que utilizan los voluntarios para aislarse todo lo que pueden sus botas de los pantalones y por los comentarios que se escuchan al llegar a la zona. «Ala, mira ese coche», «Madre mía cómo está ese barranco», «Ya no cabe un trasto más en el vertedero». Y esto, acaba de empezar. Tras la reunión inicial en el Parc de la Ribera de Algemesí a cargo de Jordi, policia local de Xàtiva encargado de coordinar los trabajos, empieza la recolección de trastos y enseres, de cañas, de quitar fango con palas y de achicar agua con escobas y rastrillos. Así se hará durante toda la jornada, hasta las tres y media de la tarde, momento en que los voluntarios y voluntarias de Xàtiva regresarán a casa exhaustos y repletos de barro, sí. Pero también satisfechos por el trabajo realizado. Mañana, domingo, algunas de estas personas volverán a ayudar. Otras, lo harán de nuevo por primera vez. Nosotros, aquí en la SER, lo contaremos. Alfredo Rosa y Lia Rosa son padre e hija. Son de Algemesí, aunque Lia vive en València por trabajo. Estos días ha vuelto a casa a ayudar a su familia, quienes «se sienten afortunados porque todo lo que han perdido es material, nada personal». A qué extremos nos ha llevado esta DANA. Viven en un sexto, y por supuesto el agua no llegó ahí, pero su garaje está totalmente inundado y sus coches, para el desguace. Un grupo de voluntarios de Cuenca y Andalucía sacan con una carretilla capazos y capazos de fango por una rampa -la de bajar al garaje- que es una auténtica pista de patinaje. El olor, dentro, es insoportable. La escena, a tan solo unos metros de allí, dantesca. Y es que el Río Magre se puede ver desde la ventana de casa de los Rosa Esteve. «Esa noche lo escuchamos todo, y cuando vimos que aquí la calle empezaba a inundarse, supimos que todo el pueblo estaría anegado. Nosotros vivimos en la parte alta, pero nos asustamos mucho por nuestros vecinos», comenta Alfredo. Una de esas casas anegadas -que, tras días de trabajo, vuelve a ser un poco casa- es la de la abuela de Lia. La abuela, que pudo escapar de la riada, refugiándose en casa de una sobrina que vive enfrente. «Nadie sabe muy bien cómo consiguió llegar al otro lado de la calle, porque el agua le venía por las rodillas», cuenta su nieta. Cuando llegamos están sus tíos, limpiando y sacando los muebles que ya no sirven a la calle. Por allí aún no han pasado los servicios de limpieza a recogerlos. «Estamos bien, pero esto nos ha destrozado. El día de la catástrofe estábamos con mi nieta, de tan solo 3 años. Ahora ella está con sus padres y nos llama por teléfono que quiere venir a ayudar, a quitar barro. Con tres años...», nos cuenta llorando su abuela. Unas calles más arriba, se intenta ordenar el caos por parte de los militares de la UME, Bomberos de Alicante y personas voluntarias. Se está intentado vaciar un garaje de dos plantas desde hace tres días. «Los militares ya nos han dicho que, para ellos, ya es una cuestión personal. Que no se van de aquí hasta que no quiten toda el agua», nos comenta Salu, una vecina, que también nos recuerda que «tantos días después, las fuerzas físicas y mentales, empiezan a flojear. Intentamos engañar al cerebro, e incluso ayer hicimos una paella para treinta militares, pero es verdad que esto ya cansa. Es muy duro». Recorremos el resto de Algemesí con Alfredo y Lia. El sonido de estas calles es de las escobas y las palas. De los pitidos de marcha atrás de las máquinas excavadoras del ejército. De las sirenas de ambulancias que se intentan abrir paso entre la multitud. Pero, al mismo tiempo, se escucha un silencio. Un silencio cansado y compartido por vecinos y vecinas. Son ya muchos días. «Esto es un poco el día de la marmota. Esperemos que el tiempo pase rápido. No podemos más que dar las gracias a las personas voluntarias que nos están ayudando. Si no hubiese sido por ellas, no podríamos ni salir a la calle. La administración no ha llegado, y se tendrán que depurar responsabilidades. Ojalá todo este sufrimiento sirva para algo», concluye Alfredo. El objetivo de este documental sonoro era, por supuesto, mostrar la situación actual de esta localidad de la Ribera Alta, pero también ayudar. Y, tras hablar con la concejala de Bienestar Social del consistorio de Algemesí, Quini Giner, nos ha pedido que contemos que «lo que hace falta son manos -ordenadas-, pan de horno recién hecho y productos para lavar la roba». Insisto, de manera ordenada. Todo se puede, y debe, organizar a través del teléfono de voluntariado que ha habilitado el ayuntamiento y que encontráis, como el resto de actualizaciones de ayuda de la DANA en su Instagram:

Documental sonoro: Algemesí, el centro de la DANA en la Ribera

Los micrófonos de Radio Xàtiva Cadena SER han pasado una jornada con voluntarios y vecinos afectados de esta localidad

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