La Sociedad Civil y la DANA
Enrique Miasía, coordinador de Sociedad Civil de Alcoy

Enrique Masiá, presidente de Alcoy Industrial

Alcoi
Frente a los escépticos que se preguntan… "Pero aixó de la societat civil, ¿Qué es?” Y frente a los supremacistas que tienen respuesta para todo: "Son la nova versió del facherío", la reacción espontánea de los ciudadanos valencianos y españoles frente a la última gota fría es un magnífico ejemplo de lo que realmente es la sociedad civil. Y del gran poder latente que tiene. Quizá por ello la idea de su estructuración incomoda a más de un político.
Porque, exabruptos aparte, la "sociedad civil" es, sencillamente, los ciudadanos libres organizados para un fin.
Y ciudadanos organizados voluntariamente, al margen de cualquier tipo de administración pública. Que cubren el hueco - nunca mejor puesto de manifiesto que por la DANA en Valencia - entre el Ciudadano y el Estado.
Como hemos indicado ya desde Sociedad Civil de Alcoy, Agrupación Territorial de la Asociación Sociedad Civil Valenciana, el Estado, a través de los responsables de sus diferentes Administraciones Públicas, demasiadas veces no pueden, no saben o, simplemente, no les interesa, cubrir el conjunto de necesidades que tiene un ciudadano en la actual sociedad moderna, por muchos impuestos que paguemos para mantener tales administraciones.
Siempre faltan recursos y, cuando se presentan imprevistas contingencias trágicas, como la provocada por la reciente gota fría en las vecinas comarcas de l'Hòrta Sur de Valéncia, la inexperiencia, la desinformación, la negligencia, la incompetencia, la desconfianza, la parálisis por el pánico, … llevan al "sálvese quien pueda" de los administradores políticos. Y así se pone de manifiesto, ante los ojos de los normales ciudadanos contribuyentes, el gran socavón existente entre ellos y "papá Estado". Descubrimos con estupor que éste, simplemente "no está" cuando se le necesita. Y que, cuando aparece, lo hace tarde y mal…
Aunque es absolutamente comprensible la indignación general por lo ocurrido y más aún, la de las personas afectadas por las dolosas consecuencias de la riada, nada sería sorprendente si el concepto de "sociedad civil" estuviese vivo y despierto entre la ciudadanía; desde el mismo momento en que España pasamos de la Dictadura a la Democracia, allá por 1977. Si, desde entonces, hubiésemos trabajado para que la articulación de la sociedad civil llevase a una estructura de esta - a escala local, autonómica y nacional, independiente de cualquier partido político - que habría actuado como colaboradora y contrapeso del poder, y de la arbitrariedad, en la que ha derivado la estructura política de España. Con lo que el funcionamiento democrático habría sido diferente y mejor. Y los recursos organizativos y preventivos de contingencias tales como la DANA, terremotos y demás eventos imprevistos, habrían minimizado sus perniciosos efectos.
Porque el grave defecto de nuestra democracia, el que nos ha llevado a vivir dentro de un régimen partitocrático, más que democrático, es que los ciudadanos le "hemos comprado un coche averiado" al político de turno al que hemos votado. El mensaje subliminal en todas las campañas electorales ha sido: "tú vótame y no te preocupes, que yo (mi partido) te solucionará el problema". Graves falsas promesas reiteradamente incumplidas, sean del color que sean. Y que se ponen de manifiesto cada día con mayor frecuencia. Y que han anestesiado la iniciativa social de nuestros conciudadanos, al confiarla en la administración pública.
Este vacío de poder, este mal funcionamiento, tanto de la gestión política como de la gestión pública, es el que nos ha llevado a millares de personas de toda España a lanzarse a trabajar para conseguir estructurar organizativamente a la Sociedad Civil, desde más de cien entidades asociativas repartidas por toda la piel de toro ibérica, lo que no es tarea fácil. No para gobernar, que eso siempre es y será responsabilidad de la estructura política, sino para complementar a ésta, para colaborar con ella, ayudándola en lo que se deje ayudar y, sobre todo, para estar en vigilancia permanente y poder criticarla, constructivamente, cuando no cumple lo que se espera de ella, desde la total independencia, tanto política como económica, de estas asociaciones.
Es cierto que la prensa democrática puede y debe cumplir este último papel de vigilancia y denuncia crítica. Por ello la llaman "el cuarto Poder". Pero todos sabemos que la gran dependencia económica de la publicidad institucional, de los principales grupos mediáticos, empezando por las politizadas RTVE y RNE, les impide hacerlo con la firmeza que sería deseable.
Y lo que nunca harán estos media, porque no es su razón de ser, y lo que justifica finalmente la necesidad de una potente organización de la Sociedad Civil, es, además de la vigilancia y la crítica independiente a los gobernantes, el mantener constante en el tiempo el proceso de análisis de las carencias de nuestra sociedad, en cualquiera de sus facetas, y la propuesta permanente - sobre todo por encima de los tiempos de los ciclos electorales - de proyectos estratégicos concretos que resuelvan dichas carencias. Esto es lo que podemos y queremos hacer desde una Sociedad Civil organizada. Tener un rol estructural y no coyuntural.
Lo entenderemos mejor si volvemos a las rieras del Poyo y del Magro a través de la Huerta Sur valenciana que han sufrido el desastre de la gota fría. Por las razones que sea, y que no vamos a entrar en ellas, existen proyectos de infraestructuras hidráulicas, cuyo coste se estima en menos del 1% del daño causado, que duermen en los cajones de la Administración Pública sin ejecutarse, y que, según afirman los mejores técnicos en la materia, habrían minimizado las consecuencias de la riada, evitando que se produjeran daños tan graves y dolosos, al laminar el flujo torrencial del agua.
Y no se han ejecutado porque nadie se ha preocupado de vigilar y pedirlos de manera constante y firme, a lo largo de los más de diez años desde que fueron proyectados y presupuestados. De haber existido Sociedad Civil Valenciana desde hace varias décadas, nos habríamos autoimpuesto la tarea de vigilar la ejecución de los mismos y de, al menos, denunciar las indecisiones y batallas políticas - los palos puestos en las ruedas del gobierno del momento por la oposición y viceversa - que han llevado a dicho letargo ejecutivo. Porque la independencia política es la que nos permite a la Sociedad Civil diferenciar la pelea política entre partidos de las discusiones técnicas objetivas, que deben resolverse de tal manera que "nadie pueda decir que no" a la ejecución, lo antes posible, de un determinado proyecto.
Termino con nuestra mejor felicitación a los millares de ciudadanos, mayormente jóvenes, que se han organizado espontáneamente, sin contar con ninguna entidad de la Administración Pública, por ellos mismos, o a través de las numerosas instituciones y empresas de la sociedad civil, para cubrir el hueco del Estado en la asistencia a los habitantes de los más de 60 pueblos grave y trágicamente afectados por la riada en l ‘Hòrta Sur de Valéncia". Sois un orgullo para toda Valencia y para toda España. Y un ejemplo en Europa y en el Mundo del poder y la bondad de la sociedad civil, en cuanto los ciudadanos se deciden a organizarse fuera del paraguas de "papá Estado".
Y estos miles de jóvenes nos sirven de hermosa referencia del gran potencial que dicha sociedad civil tiene, si es capaz de organizarse de forma estructural, constantemente activa, permanente a lo largo del tiempo. Y no sólo demostrarlo en aquellas ocasiones coyunturales, normalmente en respuesta a unas imprevistas condiciones trágicas que, de haber sido realidad lo anterior, seguramente no habrían ocurrido, o, al menos, habrían minimizado sus efectos.
En la búsqueda de esta estructura organizativa de la sociedad civil estamos trabajando, desde hace unos pocos años, los integrantes de Sociedad Civil Valenciana.