¿Cómo se ha comportado el 'Plan Sur' ante el paso de la DANA por la provincia de Valencia?
Un proyecto que transformó para siempre el paisaje de l'Horta Sud y su histórica red de drenaje
¿Cómo se ha comportado el 'plan sur' ante el paso de la DANA por la provincia de Valencia? (04/11/2024)
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València
El 14 de octubre de 1957, hace 67 años, la ciudad de València sufrió una de las mayores tragedias que ha vivido en su historia. El río Turia, que llegó a transportar un caudal de 3.400 metros cúbicos por segundo, se desbordó por ambas orillas, sepultando tres cuartas partes de la capital y dejando pérdidas incalculables, tanto humanas -oficialmente 85, aunque se intuye que fueron muchas más- como económicas, que se estimaron en más de 10.000 millones de pesetas.
Sin embargo, en este punto cabría recordar que aquel episodio de lluvias no solo afectó al Turia y a València, sino que también perjudicó a l’Horta Sud y a La Ribera, donde también se desbordaron ríos, ramblas y barrancos, tal y como es habitual en toda la zona aluvial, a pesar de que su impacto fue mucho menor, ya que el terreno agrícola, las acequias y los drenajes internos naturales, entonces todavía en plena vigencia, absorbieron toda esa agua.
Y es que, como sabemos, la Huerta de València es una fecunda tierra de regadío, precisamente gracias a los aportes del río Turia y de los barrancos de Carraixet (al norte) y del Poyo o Torrent (al sur), que desde tiempos inmemoriales han ido sedimentando esta tierra y contribuyendo a su gran fertilidad. Es decir, las extraordinarias pero periódicas inundaciones que se han ido sucediendo a lo largo de la historia, documentadas desde el siglo XIV, no son para nada ajenas al pueblo valenciano. Sí lo es, sin embargo, el nuevo escenario climático y de ocupación del suelo.
Tras los estragos de la riada de 1957 se planteó acabar con la lacra de las inundaciones desviando el río por el sur de la ciudad, un proyecto megalómano, de 12 kilómetros de longitud y con capacidad para 5.000 metros cúbicos por segundo, que ahora sería inviable -ya en aquella época existían otras soluciones menos agresivas con el paisaje cultural y con el medioambiente: embalses, laminaciones en cabecera, etc.-. El denominado 'Plan Sur' fue aprobado en 1958 y los trabajos empezaron en 1965 – en parte sufragados por los famosos sellos del Plan Sur, el 25% de la obra que correspondía al Ayuntamiento-, y finalizaron oficialmente en 1969, aunque no entró en pleno funcionamiento hasta 1973, 16 años después de la tragedia.
12 kilómetros de cauce
El Plan Sur transformó para siempre el paisaje cultural de la huerta meridional de Valencia y su histórica red de drenaje, circunstancia que también ha acabado por influir en la forma en la que nos afectan las inundaciones en la actualidad. En un principio, el cauce no ha tenido ningún problema en absorber los 2.500 m³/s que llegaron a su lecho el pasado 29 de octubre, pero hay que tener en cuenta que este episodio de lluvias no ha influido tanto a la cuenca del Turia como a las del río Magro y Poyo. Y ahí radica el punto donde el nuevo cauce ha sido parte del problema más que de la solución, ya que no estaba preparado para absorber las aguas derramadas por el barranco de Torrent, actuando de dique y favoreciendo el estancamiento y la subida de las aguas en los pueblos de la margen derecha.
Es decir, hace 70 años, en el sistema de drenaje pre-Plan Sur, la rambla del Poyo vertió sus aguas por la huerta sur de Valencia -Favara, San Isidro, Malilla, etc…-, lo que ayudado por las acequias y canales tradicionales de la huerta, que actuaban también como distribuidores y canalizadores de las avenidas, y un suelo de uso agropecuario, hizo amortiguar la avenida, quedando esta zona prácticamente sin afección. Un ejemplo de los drenajes naturales desaparecidos bajo el asfalto es La Rambleta, ahora un parque y un teatro pero que antes del Plan Sur era un curso interior que iba desde la huerta de Favara, justo en el límite municipal con Paiporta, llevando el agua hasta las zonas de Malilla y la Font de Sant Lluís.
Por tanto, muchos han sido los factores que han afectado a la gravedad de las inundaciones del pasado martes 29 de octubre: una comarca cada vez más poblada y totalmente saturada de superficie construida, la gran acumulación de infraestructuras longitudinales -carreteras, autovías, vías férreas, etc…- que hacen de diques y favorecen la acumulación de aguas, así como los episodios climatológicos cada vez más extremos asociados al cambio climático. Circunstancias que no se tuvieron en cuenta hace 70 años a la hora de diseñar el nuevo cauce y que requiere de una rápida actualización, empezando por mejorar los drenajes transversales que debían haber desaguado el margen derecho y acabaron por colapsar la V-30 y las orillas de La Torre, el Forn d’Alcedo y Castellar.
Mejoras que llevan años proyectadas, pero que no encuentran la voluntad política necesaria para ser ejecutadas. Después de la pasada DANA, alguien, por responsabilidad deberá activar el nuevo plan sur del siglo XXI.
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