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La València Olvidada (26-06-2024): El agua en València (por Rafa Solaz)

Para hablar del agua nos encontramos con Rafa Solaz en la fuente 'del Negrito' de València

La València Olvidada: la fuente del Negrito

La València Olvidada: la fuente del Negrito

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València

Hoy hablamos del agua en nuestra ciudad, del sistema de pozos, alcantarillados, acequias y la conducción de aguas potables para uso doméstico. En la actualidad utilizamos el agua en los hogares y en la industria con toda la garantía de potabilidad tras los pertinentes análisis higiénicos, pero vale la pena no olvidar aquellos tiempos pasados los cuales les hablo. Precisamente nos hemos acercado hasta la fuente ornamental llamada 'del Negrito' en la plaza de su nombre, fuente convertida como centro de esta historia.

Vayamos por partes...

Si alzáramos el suelo asfáltico de nuestra ciudad y horadáramos un poco veríamos en algunos puntos las huellas del antiguo entramado de acequias y viejas conducciones del agua. En las diferentes actuaciones arqueológicas salen a la luz alcantarillas y acequias que los ciudadanos trazaron para irrigar y sanear la ciudad y su entorno agrícola. Y es que bajo el suelo de València todavía existen estas vías hidráulicas como resultado de incontables actuaciones de conducción de las aguas que se efectuaron, prácticamente, desde la fundación de la ciudad.

Pues sí, València contó desde su fundación romana con un servicio de agua que llegaba a través de un acueducto, cuyos restos se localizaron a lo largo de la actual calle de Brasil, siguiendo por la de Quart y Cavallers, hasta llegar al entorno de la Catedral, incluso hubo un modesto alcantarillado que salió al descubierto tras diferentes actuaciones arqueológicas. De hecho observando un antiguo escudo de València vemos la representación de una ciudad amurallada con distintas acequias que unen la ciudad y el antiguo cauce del río. Estas cloacas romanas fueron abandonadas antes de la llegada de los árabes, estos las perfeccionaron y crearon un entramado de acequias que sobrepasaban la ciudad llegando a la huerta, aportación que tanto repercutió en nuestra València agrícola y su sistema de regadío.

El saneamiento también se organizó con cloacas que acababan en el foso de las murallas o "Vall Vell". Este foso tenía dos ramales, uno por la orilla del río y otro por la actual Plaza del Mercado, calle de las Barcas y Pintor Sorolla, juntándose ambos en el lugar que más tarde se instaló los jardines del Parterre. De allí, se alejaban de la ciudad las aguas residuales a través de una acequia, el Valladar, que llevaba las aguas a la desembocadura del Turia. Este entramado hidráulico formó parte de las murallas, los fosos y el alcantarillado así como los pretiles del río Turia.

En el siglo XIV aparece la Junta de Murs e Valls, una institución que permaneció hasta el siglo XVIII, con el fin de regular este tipo de acequias tan necesarias para el mantenimiento hidráulico y la perfecta circulación de las aguas. Diferentes oficios se beneficiaron de las acequias ya que les permitían utilizar el agua para sus fabricados. Surgieron acequias como la de Rovella, considerada la “Acequia Mare”, con sus ramales, fue la más importante de la ciudad. Si pasamos por el barrio del Carme veremos una calle de trazado irregular que va desde la de Cavallers hasta la del Portal de Valldigna, titulada Mare Vella, la que recuerda el paso por aquel lugar de esta importante acequia. También la que transcurría por la calle de la Corona, tan importante para los alfareros del entorno o las pequeñas acequias que se distribuían por toda la zona de Blanquerías que tan beneficiosas fueron para el tratamiento, tinte y lavado de las pieles, o la zona de la calle de Na Jordana que accionaban algunos molinos.

Lógicamente, estas acequias no solo se utilizaban para los diferentes oficios y su producción artesanal e industrial sino que servían como utilidad del agua para diversos quehaceres cotidianos de los ciudadanos, como la limpieza y el aseo, que también eran aprovechadas para el desagüe general de desperdicios o el riego de los pequeños huertos urbanos.

Sabido es que en el siglo XIX se produjo una auténtica revolución: fue la conducción de las aguas potables por medio de fuentes y tuberías. Hasta ese momento la población se surtía de pozos que se hallaban dentro de las casas y cuyos escasos análisis, en ocasiones, ofrecían un agua no recomendable para la salud siendo por ello producto de numerosas infecciones. Aquí tenemos que recordar hechos trágicos que aceleraron pandemias como la peste bubónica del siglo XVII o las epidemias del cólera que tuvieron lugar en el siglo XIX. Ambas produjeron una importante mortandad en la ciudad y diversos puntos del extrarradio urbano.

Entre los años de 1845 y 1850 se construyó la presa del río Turia a su paso por Manises. Se inauguraron las fuentes ornamentales de la ciudad, especialmente la primera instalada en la plaza del Negrito. Nuestro recuerdo va hacia el canónigo Liñán, nacido en el Grao, quien propulsó esta conducción de aguas con su donativo de 50.000 duros de la época, mucho dinero por aquel entonces. La ciudad se llenó de tuberías subterráneas que se hacían visibles en los edificios, penetrando en las casas, así el agua potable fue posible que llegara a todos los hogares, era una mejora urbana cuyos trabajos se prologaron en el tiempo. Desde ese momento aparecieron cartelitos metálicos, esmaltados, de color azul y letras blancas, colocados en las fachadas de los edificios que recordaban que estaban dotados de “agua filtrada de alta presión”, ya que la presión ejercida era importante para que el agua alcanzara los pisos altos. Fue por entonces cuando se pusieron de moda los filtros de agua domésticos, fabricados de cerámica, como el que quedó como recuerdo de la marca Sinaí, un auténtico depurador y mineralizador del agua.

Quiero aprovechar esta sencilla intervención para recordar a los oyentes la importancia del agua como bien escaso. Y también recordar, en general, los consejos de un informe de la propia ONU que nos repite esta recomendación para así poder encarar los grandes desafíos demográficos y climáticos. Por favor, no malgastemos este liquido vital que es el agua.

Texto: Rafa Solaz

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Quique Lencina

Quique Lencina

Filólogo de formación y locutor de profesión, actualmente forma parte del equipo digital de Radio Valencia...

 
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