Estirpe de francotiradores
Javier Llopis, periodista
La Columna Javier Llopis "Estirpe francotiradores"
02:13
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Alcoi
Alcoy es una ciudad paradójica, cuyos habitantes se consideran grandes defensores de sus sacrosantas tradiciones mientras esgrimen una ignorancia preocupante sobre la historia del pueblo que los vio nacer. Esta extraña disociación psicológica explicaría la impunidad con la que se han cometido muchas de las tropelías de las últimas décadas: desde la destrucción sistemática del casco histórico al derrumbe general del valioso patrimonio industrial.
Para paliar esta importante carencia de nuestro carácter colectivo, la Divina Providencia nos ha compensado con la aparición de un extraño biotipo de alcoyano picado por el veneno de los archivos y los legajos; con una estirpe de apóstoles solitarios de la investigación, afectados por una patológica pasión por la historia de su ciudad. Los escasos miembros de esta cofradía son personajes vocacionales e hiperactivos, que con su esfuerzo de francotiradores han logrado mantener vivo el hilo de conexión entre esta ciudad y su memoria. Sin buscar glorias institucionales, sin apenas subvenciones y actuando desde la independencia personal más feroz, estos investigadores han construido un legado descomunal y brillante, que con el paso del tiempo se ha convertido en una herramienta básica para todos los estudiosos.
Hace dos semanas, un centenar de conciudadanos le rendimos homenaje a uno de estos homenots irrepetibles: Antonio Castello Candela. Nadie como él resume el espíritu fundacional de este gremio incansable de historiadores compulsivos, que son capaces de quitarle horas a la familia y al tiempo libre para sumergirse en sus investigaciones. Sin desmayar en ningún momento, Castelló ha ido edificando con el tiempo una sólida obra bibliográfica, que ha permitido arrojar la luz sobre algunos de los episodios menos estudiados de la historia alcoyana. Rozando la frontera de los 90 años de edad, nuestro hombre encara el descubrimiento de un dato con el mismo entusiasmo contagioso que le acompañaba en la juventud. Castelló es eso, un ejemplo a seguir, un toque de atención constante que nos recuerda que es imposible afrontar con solvencia nuestro futuro si no conocemos bien nuestro pasado.