La cosa más importante de las cosas que no son importantes...

Alicante

Da igual de lo que les hablemos. Ya les podemos contar que hoy, cuando algunos hablan falsamente de la memoria sesgada, hace 85 años, unos días antes del final de la Guerra Civil, partió de Alicante el Stanbrook cargado de miles de exiliados republicanos.

Que tal día como hace 82 años se apagó la voz de Miguel Hernández. O que por fin el Gobierno central va a iniciar la reforma de la biblioteca del Paseíto de Ramiro, actuación más que necesaria. Y no solo en términos funcionales -es decir, para los usuarios-, sino también, esperemos, que el proyecto se integre en el entorno privilegiado en el que se haya.

Y es que de lo que se habla desde hace un par de días es de la fusión del Hércules -el equipo propiedad de Enrique Ortiz y patrimonio sentimental de muchos alicantinos- con el Intercity -propiedad de sus accionistas, pero sin legión de sufridores-.

El fútbol, aunque nos pese a muchos, tiene esa capacidad de movilización que ya quisieran para sí las cosas o las causas que son verdaderamente sustanciales en la vida. Como dijo Arrigo Sacchi, “el fútbol es la cosa más importante de las cosas que no son importantes”.

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