El gran dilema tras la tragedia de la torre Grenfell que podría repetirse ahora en Valencia

Madrid

El incendio que se ha producido este jueves en un edificio de Valencia tiene muchas similitudes con el que tuvo lugar hace ya varios años en la torre Grenfell de Londres (Inglaterra). No solo por el hecho de que el fuego devorara por completo cada una de los edificios, que también, sino por la forma en la que se produjeron ambos. Mientras que el incendio de la torre londinense se originó como consecuencia de un fallo eléctrico en el frigorífico en una de las viviendas de la cuarta planta, en esta ocasión todo ha comenzado con un pequeño incendio en la quinta altura.

Tanto en un caso como en el otro, el revestimiento del edificio y el efecto chimenea han resultado claves para la rápida propagación del fuego. El polietileno utilizado en la torre londinense, así como el poliuretano utilizado ahora en Valencia son dos materiales "totalmente inflamables" que han permitido que el fuego haya engullido todo el edificio en cuestión de horas hasta el punto de calcinarlos por completo. Mientras que la tragedia de la torre Grenfell dejó un total de 72 víctimas mortales, la que se ha producido este viernes en Valencia ha dejado al menos cuatro fallecidos tras las primeras horas.

Las consecuencias de la tragedia de Grenfell

Dado que son dos casos bastantes similares, es importante saber qué pasó en Londres en los meses posteriores a la tragedia para descubrir qué podría suceder a partir de ahora en Valencia. En un reportaje llevado a cabo por The New York Times, publicado dos años después de la tragedia, se recoge que el gobierno británico realizó una investigación severa para descubrir cuántos edificios contaban con el mismo revestimiento que propagó el incendio de Grenfell. Varios meses más tarde descubrieron que había aproximadamente 500 apartamentos que habían sido construidos con este mismo material que, a pesar de que estaba prohibido tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea, era muy habitual en Reino Unido porque era más económico que el resto.

¿Qué pasó entonces? Dado que cambiar la fachada por una completamente nueva era muy costoso, muchos vecinos y vecinas de estos edificios trataron de vender estas viviendas a terceras personas. No obstante, no pudieron hacerlo porque nadie estaba interesado en ellas. De ahí que algunos residentes incluso llegaran a formar patrullas de vigilancia para estar alerta ante cualquier posible chispa u olor a humo que se pudiera generar en el edificio. Una situación que, tal y como recoge este reportaje, provocó un gran estrés financiero y psicológico entre los vecinos y vecinas de estas viviendas, quienes aseguraban sentirse atrapados en una pesadilla.

Mucho trabajo por hacer

Varios días después de la tragedia, el gobierno dirigido por aquel entonces por Theresa May destinó 400 millones de libras para ayudar a las autoridades locales a retirar el revestimiento de aproximadamente 150 edificios de vivienda pública. Dos años después de la tragedia, menos de cien de los 500 edificios señalados por el gobierno cambiaron sus fachadas por unas nuevas. Mientras tanto, las 338 restantes seguían teniendo revestimiento inflamable de aluminio. Con el objetivo de evitar una nueva tragedia, el gobierno destinó nuevas ayudas para que estos edificios pudieran acometer estas reformas.

Mientras tanto, las normas para construir con según qué materiales comenzaron a ser más restrictivas. Mientras que Estados Unidos y la Unión Europea ya habían prohibido el uso del polietileno para este tipo de obras, el reglamento británico era mucho más laxo. A partir de esta tragedia, el gobierno reforzó las medidas para evitar una nueva catástrofe.