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El peligro de normalizar lo que no es normal: otro jugador que se va gratis sin recambio ni plan deportivo como alternativa

El Valencia se debilita en la recta final del mercado de invierno siguiendo las directrices económicas marcadas desde Singapur por su máximo accionista

MADRID, 28/01/2024.- Memphis Depay (i) delantero neerlandés del Atlético de Madrid ante Gabriel Paulista (d) defensa brasileño del Valencia durante el partido correspondiente a la jornada 22 de LaLiga que enfrenta al Atlético de Madrid y el Valencia CF este domingo en el estadio Cívitas Metropolitano. EFE/ Chema Moya / chema Moya (EFE)

MADRID, 28/01/2024.- Memphis Depay (i) delantero neerlandés del Atlético de Madrid ante Gabriel Paulista (d) defensa brasileño del Valencia durante el partido correspondiente a la jornada 22 de LaLiga que enfrenta al Atlético de Madrid y el Valencia CF este domingo en el estadio Cívitas Metropolitano. EFE/ Chema Moya

Valencia

Que Gabriel Paulista no podía continuar en el Valencia ganando más de cinco millones brutos era algo que todos teníamos claro desde que la Cadena SER avanzó en exclusiva el 2 de octubre la cláusula de los 20 partidos en su contrato. Económicamente, no había debate. Era una ficha totalmente fuera de mercado que le firmó el bufón de Anil Murthy con autorización, muy importante no olvidar esto, de Peter Lim. Regalaron a Parejo y Coquelin al Villarreal porque "estaban ya muy mayores y se lesionaban mucho" y le ofrecieron a Gabriel dos temporadas (más una tercera opcional condicionada) cuando ya había cumplido la treintena. El habitual sello de coherencia de Meriton. Nótese la ironía.

Así que Peter Lim, con este enésimo bandazo de desinversión económica y jugadores que no cobren más de 2'5 millones de euros brutos, ha ido contra... Peter Lim. Él fue quien le proporcionó a Paulista un contrato absolutamente desorbitado y fuera de mercado por razones que solo el máximo accionista del Valencia sabrá. O quizá ya ni se acuerde.

Deportivamente, el central brasileño estaba haciendo una temporada correcta tirando a notable. Con un contrato muy rebajado en lo económico, que según mi información el club nunca llegó a ofrecerle de forma ortodoxa, podía haber seguido un año más si Baraja hubiera dado el visto bueno. El técnico estaba satisfecho con su rendimiento y su comportamiento fuera del campo. Pero no ha habido debate. La plantilla, en contra de los deseos del Pipo, se debilita. El Valencia, por ejemplo, podría haber destinado parte del dinero que se ahorra por la salida de Gabriel firmando a un central que acabara contrato en junio. Pagar una cantidad baja en concepto de traspaso al equipo de origen del futbolista como compensación y empezar a disfrutar ya del jugador. Eso hubiera sido tener un plan y no andar ofreciendo al defensa brasileño -como se ha hecho con el Atleti- a finales de enero e improvisando.

El problema, como casi siempre cuando se trata de Peter Lim y el Valencia, son las formas y los tiempos. Si estaba decidido que Gabriel no alcanzara la cifra de 20 partidos, jamás debió seguir aquí más allá del 31 de agosto. Esa era una bomba de relojería que podía haber sido letal para Rubén Baraja. Si no acaba cuajando lo del Atlético de Madrid, la presencia de Paulista en el vestuario más allá del 2 de febrero hubiera sido la sentencia de muerte del Pipo. Como ayer desveló la Cadena SER, el entrenador estaba decidido a poner a Gabriel Paulista hasta el 30 de junio si se lo ganaba en el campo. Acertadamente, priorizaba preservar el equilibrio, la justicia y la credibilidad en su vestuario. Así lo había comunicado a ejecutivos del club en los últimos días. Ese desafío al sátrapa de Singapur le hubiera costado el cargo antes o después.

Para empujar a Gabriel a salir, como ya se empujó -acertadamente- a Cavani o Castillejo, había que meter en el vestuario a algún nuevo central con poso y nivel. Un central que no fuera Cenk. Baraja, sabiendo lo que venía, lo puso un ratito el domingo en el Metropolitano. No jugaba en Liga desde el mes de octubre (jornada 9 en Palma de Mallorca). Es evidente que el turco (estuvo particularmente flojo, por ejemplo, en Vitoria) no entusiasma al Pipo. Ese ha sido el principal error del Valencia en esta historia vista ya para sentencia. Paulista no ha tenido competencia de verdad ahí dentro. Más allá de la eclosión de Mosquera. Si se queda, hubiera renovado automáticamente antes de Fallas.

Las nuevas directrices económicas de Lim y las reticencias de Paulista a salir sabiendo que tenía garantizado con su rendimiento un año más han dejado al Valencia, una vez más, en una posición de extrema debilidad a la hora de negociar. Pero esta circunstancia, por muchas veces que se produzca en el tiempo, no debe ser interpretada nunca desde la normalidad. No es normal que un club regale jugadores que proporcionan rendimiento casi todas las temporadas. Y no es normal que los regale o los venda a precio de ganga sin un plan deportivo que ejecutar como alternativa. Pasó con Parejo. Pasó con Kang In. Y ha vuelto a pasar con Gabriel.

Nadie, creo, está en contra de que el Valencia busque darle salida para no tener que pagarle esos 5 millones brutos largos fuera de mercado. El personal está en contra de la desinversión porque sí, del regalo sin plan B, del debilitamiento de una plantilla que puede soñar de forma legítima con Europa y que recibe un mensaje muy negativo y despreocupado de quien más interés debería tener por alimentar la ambición de ese grupo de chavales.

No es normal que el Alavés le levante un jugador al Valencia por 600.000 euros. No es normal tener que esperar al milagro de los panes y los peces (Koba-Estoril-Sporting) para tener que traer un CEDIDO del Castilla. No es normal que Thierry se rompa para un mes y nadie se pregunte si Foulquier enseñará la cara mala (que la tiene, no siempre es Cafulquier) contra el Almería o en Gran Canaria. No es normal que se acepte como lógico que, teniendo el dinero extra de Koba y el ahorro de Gabriel, Peter Lim no vaya a muerte a por un jugador representado por su amigo Jorge Mendes como es Rafa Mir para mejorar el ataque de un equipo que ha tenido y tiene problemas de gol. Podemos estar felices por esos 32 puntos. Satisfechos por el gran trabajo de un cuerpo técnico currante y ambicioso. Encantados con ese fantástico grupo humano que es la plantilla del Valencia. Pero no podemos, debemos, ni queremos vivir anestesiados por la apatía del infame que, lamentablemente, sigue siendo máximo accionista del club.

Baraja señaló el camino este lunes en Movistar: "Mi objetivo y mi ambición es pensar en grande y devolver al Valencia a los sitios de privilegios dentro de un proceso. Para eso el propietario tiene que estar en la misma línea y ambición: de querer mejorar al equipo". Un apretón en toda regla. Tratándose del Valencia, esto SÍ que es lo normal. Lo de regalar jugadores a clubes que hace 4-5 años eran rivales directos, nunca debería serlo. NUNCA.

Fran Guaita

Fran Guaita

Jefe de Deportes en Radio Valencia y director de SER Deportivos Valencia

 

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