Fitur sobrevive

Sevilla

En 25 años hemos cambiado usos y hábitos, modos de relacionarnos y formas de comunicarnos. La crisis económica y la sanitaria han determinado en buena medida cómo somos hoy. De la era de las tecnologías al mundo globalizado. Los negocios tradicionales están en crisis porque son engullidos por las franquicias de quita y pon. El envío de cartas ha quedado para sibaritas del género epistolar. Las ediciones digitales de los periódicos tienen en jaque a las de papel. Ni nuestras fiestas tradicionales son las mismas que hace 25 años, pues están fuertemente marcadas por las exigencias de seguridad.

Todo cambia, mengua o desaparece, pero Fitur continúa. Aquí no valen videollamadas de alta definición. No hay nada que sustituya a Fitur. Nadie discute Fitur. Todos a Madrid a dar apretones de manos, repartir abrazos y compartir las bondades gastronómicas. Los políticos son los grandes mantenedores de una cita a la que no pueden faltar alcaldes con pretensiones al frente de ciudades medias que quieran quitarse un par de días de sus casas. ¿No les extraña que Fitur no haya entrado en crisis en un mundo hipercomunicado y globalizado?

Tal vez seamos nosotros los que pensamos mal. La fuerza del canapé, la foto de publicación inmediata y la posibilidad, por qué no, de saludar a un gerifalte son opciones demasiado tentadoras.

Discutimos si Sevilla y la provincia deben o no ir juntas, pero no la idoneidad de enviar a los organigramas completos a Madrid. ¡A la gloria de Fitur! ¡Todos a Fitur! Qué acertado el que le puso ‘Fritur’…

Para el próximo año nombremos un pregonero. Alguna franquicia patrocina el acto. Pero que sea en Madrid. Así nos quitamos tres días con sus correspondiente dos noches…