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Historia

La ermita de Sant Miquel de Soternes

En 'La València Olvidada', Pepa Pascual nos lleva al barrio de la Luz para descubrirnos la historia de este pequeño edificio

'La València Olvidada', con Pepa Pascual (28/12/2023)

'La València Olvidada', con Pepa Pascual (28/12/2023)

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València

Hoy nos trasladamos al barrio de la Luz, a la calle de la Casa de la Misericordia, detrás del Hospital General, porque allí, en el número 4, se encuentra la ermita de la que os voy a hablar.

Muchas veces pasa desapercibida, tanto por su pequeño tamaño como por estar ubicada en un entorno poco transitado, algo separado de los edificios de viviendas. Es la ermita de Sant Miquel de Soternes, también conocida como ermita de San Miguel Arcángel, que es propiedad de la Archidiócesis de València y pertenece a la Parroquia del Cristo de la Luz, además de estar declarada como Bien de Relevancia Local.

Este pequeño edificio de origen gótico se construyó hacia el año 1436 y formaba parte de un caserío que era propiedad del poeta y escritor Joanot Martorell (autor del 'Tirant lo Blanc'), quien, siguiendo las costumbres del momento, tenía una casa señorial situada en plena huerta que se utilizaba como lugar de esparcimiento y recreo. De hecho, era habitual en época medieval que personajes de cierta influencia y posición adinerada de la ciudad, como era el caso de mercaderes, notarios o burgueses adinerados, emplearan su capital en comprar tierras a modo de inversión, pero también como una forma de poder ascender en la escala social, a imitación de la nobleza.

Posteriormente, en el siglo XVII, perteneció a Cerdán de Tallada, por lo que el lugar también era conocido como de Cerdanet. El conjunto, tal como se ve aún en el plano catastral de 1929-1944, estaba formado en origen por la ermita, una casa adosada, un patio y una era destinada a labores agrícolas.

La ermita era, en origen, un edificio de una sola nave, siguiendo el modelo de las llamadas iglesias de conquista, aunque más tarde ha sufrido algunas remodelaciones.

En el año 2020 se llevó a cabo una intervención arqueológica que permitió conocer más a fondo su evolución y características. Así, por ejemplo, sabemos que se construyó con muros de tapial y que tenía unas puertas excéntricas que se localizaron ocultas y tapiadas.

Las paredes eran blancas y estaban decoradas con pintura roja a la almagra aplicada sobre sus elementos arquitectónicos más visibles, como los nervios de las bóvedas de crucería, los pilares o el interior de las puertas.

Así es el interior de la ermita de Sant Miquel de Soternes. / Archivo SIAM

Ya a principios del siglo XVII, sufrió una ampliación con la construcción de dos capillas laterales, una al norte y otra al sur, que ocultaron su estructura gótica original. En este momento es cuando se pinta el edificio de color azul claro y, en 1718, se construye una espadaña donde se coloca una campana de nombre "Sant Miquel" que todavía se conserva.

En cuanto a la imaginería, se conoce que había una imagen del titular de la ermita, Sant Miquel, así como imágenes de la Virgen de los Desamparados, San José, San Antonio de Padua y un Cristo crucificado, obra de Antonio Royo.

En la segunda mitad del siglo XX se le añaden unos zócalos y un acabado de falso despiece de sillería en las paredes y, sobre las bóvedas, se simula el cielo mediante la colocación de estrellas de cartón dorado sobre fondo verdoso. También en este momento, se construye un púlpito con escalones de ladrillos y decorado con placas de escayola con relieves geométricos.

Tras muchos años de abandono, ha sido cedida por la Archidiócesis de València, de manera temporal, a la Parroquia Ortodoxa Rumana Santo Apóstol y Evangelista Mateo para realizar sus celebraciones religiosas, por lo que su interior ha tenido que adecuarse a este rito, con la retirada del púlpito existente y la colocación de un iconostasio que separa la zona del altar del resto de la iglesia, además de haberse colocado imágenes de iconos en las capillas.

Ahora es posible visitarla por dentro.

TEXTO: PEPA PASCUAL.

 
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