La SER te ofrece “INNSPIRADORAS BY REDIT” con motivo del 19N: Día Internacional de la Mujer Emprendedora
Compartimos las experiencias, iniciantivas y talento de mujeres innspiradoras de la Comunitat Valenciana
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València
La Cadena SER conmemora el 19 de noviembre, Día Internacional de la Mujer Emprendedora contando las experiencias durante toda la semana de mujeres emprendedoras e "innspiradoras" de la mano de Redit.
Visita https://innspiradoras.com/
Sandra Juan, CEO de Etnia Cosmetics. Innovadora en cosmética.
Para Sandra Juan, la innovación radica en romper lo establecido y buscar la manera de hacerlo diferente. Rodeada de un equipo creativo, habla de una renovación constante de ideas que luego se refleja en sus productos, sus tiendas y sus campañas de marketing.
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Etnia Cosmetics es una marca valenciana de productos de belleza dirigida por Sandra Juan. Nace en 2012, cuando ella y su padre, después de un año analizando la situación del sector, llegan a la conclusión de que existe un nicho entre el lujo, al que se dirigían las firmas más exclusivas, y el gran consumo. En ese espacio intermedio sitúan la marca, dando forma a una propuesta que se sostiene sobre una premisa, que es una convicción de Sandra, y cuatro ejes.
La premisa es el uso del lenguaje y el mensaje que quieren lanzar, frente al discurso de la competencia que se centra en tapar o disimular, ellos promueven un mensaje positivo que hable de descubrir y enseñar. Este mensaje viene acompañado de un diseño donde priorizan los blancos y los tonos madera.
Los cuatro ejes son las cuatro categorías de productos que tienen en el mercado: maquillaje, cosmética, perfume e higiene. También priorizan el asesoramiento personalizado en las 63 tiendas que tienen en España, Ecuador, Colombia y México.
Clara Puig, cofundadora del Restaurante Tula. Innovadora en restauración.
Para Clara Puig de la Bellacasa, la innovación está en ese pequeño proyecto que puedes encontrar en cualquier rincón del mundo, por muy perdido que esté: “es poner el foco en algo que se está haciendo y que puede ser de interés para la sociedad, independientemente de lo técnico y específico que sea.”
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Tula es el lugar donde Clara en la sala, y su socio y pareja Borja Susilla desde la cocina, dan de comer y cenar en apenas 60 metros cuadrados. Este pequeño restaurante de la localidad alicantina de Jávea despertó, desde sus inicios en 2016, la admiración de sus clientes y también del sector: a los 2 años ya habían recibido el Tercer Premio Cocinero Revelación que se otorga en Madrid Fusión y un año más tarde fueron reconocidos con una estrella Michelín.
Clara afirma que el objetivo no era otro que dar de comer y ver crecer un proyecto personal, sin buscar más reconocimiento que el de la gente que los visitara. Sin embargo, ese impulso les hizo darse cuenta de que, desde su pequeño restaurante, podían sorprender con un gran proyecto gastronómico.
Antes de Tula, Clara Puig se licenció en Derecho, estudió en el Cordon Bleu de Madrid, cruzó el Atlántico para dar clases de cocina en la EHT de la Paz de Bolivia e hizo un stage en el restaurante de Quique Dacosta en Dénia, donde conoció a Borja Susilla.
Aunque cuando arrancaron el restaurante ambos estaban en cocina, observaron que sus clientes demandaban la presencia de uno de los dos en la sala, de modo que Clara, que siempre había mostrado interés por esa faceta de la restauración, decidió formarse y se matriculó en el curso de Sumiller Profesional de la Cámara de Comercio de Alicante. Actualmente es la responsable de sala y sumiller de Tula, como ella misma dice: “al final haces de todo, pero sobre todo, soy la camarera, la anfitriona y la que recibe a toda la gente que entra por esta puerta cada vez que vienen a comer”.
Clarisa Leiva, cofundadora de La Chata Ultramarinos. Innovadora en restauración.
Para Clarisa la innovación pasa por no parar y no dejar nunca de mejorar. Como buena perfeccionista, necesita estar atenta a todo lo que le rodea. Salir a cenar para ella, por ejemplo, es sentarse a observar cómo gestionan y dirigen el negocio sus compañeros de oficio, como si observase una obra de arte en la que cada detalle merece ser estudiado.
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Antes de ser un restaurante, La Chata Ultramarinos era un puesto en el mercado de Ruzafa especializado en laterío, vinos y producto artesano. Y la Chata era la abuela de Sergio, socio y pareja de Clarisa en este proyecto que cambió las formas, pero mantuvo la esencia: proximidad, artesanía y cariño. De manera que sus clientes, ahora, además de seguir comprando todo lo que les ofrecía la tienda, pueden sentarse a la mesa y comérselo. Con esta evolución, suman un atributo más al concepto: cocina de raíces, que no es otra cosa que la cocina de su abuela. La marca no pierde su coherencia, la amplía y se manifiesta como una declaración de principios de estos dos hosteleros que antes de la pandemia, ya tenían un restaurante en la plaza Redonda de Valencia.
Clarisa Leiva dirige la sala que, cómo no, parece la salita de una casa de pueblo. También lleva la tienda, las redes sociales y la administración. “Si no sabes estar en todo, no hay forma de equilibrarlo”. Por eso no es difícil imaginársela en la organización de bodas y eventos, donde empezó, aunque acabó saltando a la hostelería y emprendiendo con diferentes proyectos de restauración. Reconoce que lleva la hostelería en la sangre y que no puede vivir sin ello.
Marta Pedro, CEO de Hortus Minimus. Innovadora en horticultura.
Su propuesta de innovación nos invita a mirar al pasado y aprender de los que llegaron antes que nosotros. Respetar, mantener y proyectar ese legado que nos llega en forma, como no, de semilla. Este viaje a través del tiempo rescata del pasado los saberes tradicionales, nos los trae y los presenta como herramienta de futuro. Educar en valores, en sostenibilidad, conservar el ecosistema. Una forma de educar íntimamente relacionada con la tierra. Este es el saber atávico que Marta Pedro rescata para sus alumnos desde Hortus minimus.
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Hortus minimus es una iniciativa de Marta Pedro que nace de la necesidad de compartir los conocimientos de esta emprendedora sobre horticultura y medio ambiente, y ponerlos al servicio de las personas. Este proyecto ofrece formación y asesoramiento a maestros en materia de horticultura ecológica, a centros educativos, entidades, asociaciones y particulares, también para la gestión de huertos escolares, y además tiene una línea de semillas, de reciente creación, que se venden en un kit para plantar en casa o en el huerto; las bombas de semillas. Todo ello con el objetivo de fomentar el apoyo al medio ambiente y a las tradiciones hortícolas.
Marta Pedro coloca en el centro de sus objetivos transmitir la sostenibilidad, el amor por la tierra y el respeto a las semillas con las que transformar el mundo. Por eso se centra en enseñar desde los primeros años de enseñanza en las escuelas.
Esta hija de agricultores está formada en paisajismo y medio rural, en gestión y organización de los recursos naturales y paisajísticos, en trabajos forestales y de conservación del medio natural y también es docente de la formación profesional para el empleo.
Feliz de trabajar en lo que le apasiona, afirma que, si con su trabajo consigue hacer de este mundo un lugar un poco mejor, se sentirá satisfecha.
Noemí Mira, CEO de Bookaris. Innovadora en turismo.
Noemí Mira define la innovación como “el trabajo constante que hacemos para cambiar esos procesos tradicionales y conseguir un producto/servicio mejorado y no anclarnos en sistemas del pasado”.
Noemí sabe de lo que habla, ya que como reza el reconocimiento del Premio a la Innovación Turística que le otorgó la Universidad de Alicante en 2019, “Noemí Mira Pascual ha adaptado su perfil profesional a la innovación que requiere el entorno digital y la disrupción tecnológica que en turismo han supuesto las TICs en internet.”
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Bookaris es una central de reservas online con sede en Alicante que mira cara a cara a las grandes agencias de viajes que operan desde internet. Frente a la omnipresencia en nuestros buscadores de estas grandes compañías, Noemí Mira creó en 2008 con su equipo un servicio cercano, ágil y con una atención al cliente que miman porque saben que ahí nadie puede hacerles sombra. El resultado es que no han tramitado ninguna queja oficial desde su apertura, las 5 estrellas en Google otorgadas por sus clientes, o el 4,8 sobre 5 puntos de valoración en la plataforma independiente Trustpilot.
Esta alcoyana criada en Castalla estudió turismo en la Universidad de Alicante, trabajó en agencias, también como tour operadora, y fue directora de hotel en Benidorm. En 2008, el mejor año para iniciar un negocio, ironiza, y ante la necesidad de conseguir mayor flexibilidad para conciliar, decidió arrancar su proyecto personal. Desde entonces, diferentes premios a ella y a su proyecto avalan la excelencia de su labor en el sector del turismo. En 2013 queda finalista en dos premios. Premio Joven Empresario JOVEMPA y Premios Web de Alicante del periódico La Verdad; en 2019 Premios Digitalísimos y también en 2019 Premio a la Innovación Turística por el Instituto Universitario de Investigaciones Turísticas de la Universidad de Alicante.
Virginia Espinosa, cofundadora de Truficultura. Innovadora en truficultura.
Virginia es la ingeniera forestal que dio un paso adelante especializándose en truficultura.
Fue hace 8 años cuando decidió autoemplearse y crear uno de los escasos laboratorios de truficultura técnica que hay en España. Desde allí asesora al agricultor para garantizarle la rentabilidad en la producción de la anhelada tuber melanosporum.
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Apasionada por la micología y aunque sigue haciendo proyectos para ordenar el monte desde su gabinete de ingeniería rural, Virginia es una de las impulsoras de la truficultura en Valencia. Ella analiza las micorrizas (el órgano que une la planta de carrasca con el hongo) para asegurar que son suficientes y que producirán la melanosporum o la estivium. Es muy importante en su trabajo confirmar que la planta no tenga contaminantes que desplacen a la trufa negra. Ese manjar que desde los años 90 se cultiva en ecológico entre Javalambre y la Serranía del Alto Turia, hasta hace poco se lo llevaban los turolenses y los catalanes y lo vendían a los franceses que la consumen tradicionalmente.
Con la explotación racional de la carrasca para cultivar trufas se ha producido un aumento de la producción, favoreciendo que se fije la población (tan necesario para evitar el crecimiento de pueblos abandonados), y que el consumo en España sea cada vez mayor.
“La trufa no es cara, es desconocida pero cada vez más se vende por gramos o por piezas la cantidad necesaria. Y ya son muchos los consumidores que la compran todo el año on line y en las ferias y mercados rurales”, dice Virginia que comercializa Javalturia, una marca muy apreciada entre los hosteleros de la Comunidad Valenciana.
Proyectar rutas botánicas y fomentar el turismo rural son otras actividades a las que dedica su vida esta truficultora que como ingeniera forestal dirige también un gabinete de ingeniería rural. Desde él diseña zonas de observación de aves y rutas ornitológicas por ejemplo, para poner en valor los recursos naturales de toda la Comunidad Valenciana.
Su labor gestionando los montes es innovadora y fundamental. Mejorando la masa forestal ayuda en la prevención de incendios forestales.