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Salud mental: ¿Cómo vivir nuestro presente teniendo en cuenta el pasado para adentrarnos hacia un mejor futuro?

Bartolmé y Marina, en el estudio de Radio Elda SER / Cadena SER

Bartolmé y Marina, en el estudio de Radio Elda SER

Elda

RedIntegra Salud Mental es una asociación que entre sus objetivos primordiales se ha fijado el de “visualizar la exclusión social”. Luchar para que los jóvenes que padecen trastornos mentales sean capaces de hablar de lo que sienten y enseñarles a que aprendan a manejarse frente a situaciones que son nuevas para ellos.

También nace esta asociación con la intención de orientar a las familias sobre cómo abordar patologías en ocasiones muy complejas.

El proyecto de acompañamiento a jóvenes con enfermedad mental se denomina "Yo te cuento. Tú me cuentas", nombre que adoptamos para el espacio quincenal en el programa Hoy por Hoy Elda Vinalopó.

Bartolomé Úbeda, maestro y psicopedagogo y Mª Jesús Gómez, neuropsicologa y directora de la Fundación Clínica Uner, experta en el cerebro, han hablado sobre cómo funciona nuestro cerebro ante cualquier situación que no consideremos normal. “Lo malo es algo que nuestro cerebro registra para poder estar en alerta y no volver a sufrir”, afirma la neuropsicóloga.

En el programa de radio Marina Pérez, psicóloga y terapeuta ocupacional, directora del Centro Karoma, ha contado a través de un cuento, escrito por ella misma, su historia basada en hechos reales y crecimiento personal y de superación. Su objetivo es ayudar a jóvenes que han sido víctimas de algún tipo de violencia.

Sobre este cuento, Mª Jesús Gómez nos recuerda que “nuestro pasado no podemos cambiarlo, pero sí actuar en nuestro presente para conseguir el futuro que deseamos”.

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Espacio de salud mental con Bartolomé Úbeda

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Cuento escrito por Marina Pérez

Los niños son el arma más poderosa y pura que tenemos en el mundo, pero no siempre sabemos cuidarlo, los niños jamás deberían dejar de sonreír, ¿pero cuando se deja de ser niño ?, ¿hay edad para eso ?, desde luego que no, todos llevamos un niño dentro y ojalá siempre lo llevemos, nos hará únicos. Por eso mismo os voy a contar una historia.

Había una niña llamada Fénix, pero un día cuando estaba en su etapa adolescente olvidó a esa niña, llegó a olvidar hasta su nombre, no sabía quién era, estaba totalmente perdida en un mundo de adultos que habían olvidado también lo que era ser niños, por lo tanto, se había convertido en un mundo oscuro, lleno de enfermedades, de las cuales no eran ni siquiera conscientes, porque ellos mismos eran la enfermedad. Esas enfermedades se llamaban ansiedad, depresión, miedo, pero la más grande de todas, la que más miedo daba, se llamaba abusos sexuales. La niña estaba perdida entre todos estos enfermos y no sabía cómo salir. Cuando intentaba avanzar se encontraba a la ansiedad, y la debilitaba un poco, pero la niña intentaba seguir caminando pero se encontraba a la depresión que quería debilitarla más todavía, y con las pocas fuerzas que le quedaban seguía caminando pero se encontraba al miedo y acababa con ella, el peso de cada uno de ellos la había debilitado un poco más, pero algo dentro de ella quería seguir caminando, entonces aunque se quedó muchos días abatida en la cama, escondida de todos ellos para que no pudieran hacerle más daño consiguió con la ayuda de las llamadas de profesionales de la vida, algunos de ellos llamados, psicólogo, psiquiatra, amigos, familia, recordar cuál era su nombre. Entre todos consiguieron hacerle recordar que se llamaba Fénix, aunque parezca poco para ella ya era bastante, por lo menos sabía quién era, estaba un poco menos perdida. Un día después de todas las llamadas que había recibido, se atrevió a salir a la calle para ir a verlos en persona, se lo merecían, le habían ayudado a recordar quien era.

Cuando salió de casa se encontró con la ansiedad, se sentó en el suelo respiró y llamó a la psicóloga y ambas fuerzas juntas siguieron caminando, dos calles más adelante se encontró con depresión, Fénix cogió aire y dijo no, y llamó a familia, respiró y con las fuerzas de ambas unidas siguió caminando, hasta que ya casi llegando a casa del psiquiatra se encontró a los abusos sexuales, y se bloqueó, pensaba que no sería capaz de seguir, pero recordó el camino que llevaba recorrido y recordó su nombre y aunque aún no sabía porque, sabía que se llamaba Fénix por alguna razón y llamó a la amiga y con la fuerza de ambas dio un salto y consiguió tocar el timbre del psiquiatra. Había vencido al enfermo más grande de todos. Fénix recorrió este camino lleno de llamadas muchas veces y siempre recordaba los meses que había pasado sola en la cama sin contarle nada a nadie porque ni siquiera recordaba quien era, entonces aprovechaba esos paseos a esos queridos profesionales de la vida que iba a seguir luchando y agradecerles su ayuda, hasta que un día les dijo que les agradecía toda su ayuda pero que quizá no les llamaría tanto porque estaba empezando a recordar cosas y había aprendido que también era necesario pasar tiempo con uno mismo. Entonces Fénix empezó a realizar ese camino sola, enfrentándose a todos esos enfermos ella sola, hasta que un día cuando se chocó con el más grande de todos, los abusos sexuales, les dijo, ¡ oye ! , me da igual las veces que te vea porque me has hecho mucho daño, pero también me has hecho muy fuerte, y para acabar contigo voy a contarle a todo el mundo lo que me has hecho, para que si se lo vuelves a hacer a alguien sepa cómo vencerte antes de lo que lo he hecho yo, pero sobre todo, para que cada vez seas más débil y puedas hacer daño a menos gente.

Desde ese día Fénix, empezó a encontrarse cada vez menos a esos enfermos, incluso dejó de ver al más grande de todos y con esto aprendió cosa muy valiosa. Aprendió que no hay prisa en contar las cosas, que cid uno necesita su tiempo, pero que siempre hay que contarlas porque eso debilita al que hace daño y ayuda a las demás personas a sufrir menos, o por lo menos a no sentirse solos y poder pedir ayuda. Algo también muy importante que aprendió fue que hay que dejarse ayudar por los profesionales de la vida, porque es necesario aprender de ellos y seguro que ellos también aprenden de nosotros. Pero lo más importante de todo lo que aprendió, fue que hay muchas cosas que no deberían de pasar, pero cuando han pasado sólo podemos luchar contra ellas y una vez superadas usarlas de espada para que ocurran menos y entre todos los que tengamos espadas venceremos al fuego, al que está enfermo y quema, pero no quiere ayuda, incluso conseguiremos que pida ayuda y deje de hacer daño a los demás. Y sobre todo recordó porque sus padres le habían puesto Fénix, porque el ave fénix es un ser mitológico que renace de sus cenizas, y con esto recordó que por mucho que se quemase, y por mucho daño que le hicieran y lo pasase muy mal, con la ayuda de ella misma y de los profesionales de la vida recordaría que se llamaba Fénix, y resurgiría siendo más fuerte aún de lo que lo era antes.

Con esta historia no se quiere decir que los adultos sean malos, sino que cuando la enfermedad nos gana la batalla porque no queremos pedir ayuda, olvidamos el niño que llevamos dentro y dañamos a los que todavía son niños, por este motivo cuida tu salud mental para no convertirte en una enfermedad que queme y dañe a los demás, igual que cuando te duele el estómago vas al médico para poder pasar tiempo de calidad con tu familia, tu cabeza es tu eje, cuídala.

 

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