La calle de la Madre Teresa Jornet: 150 años de las Hermanitas de los Pobres en València

València

Según la cartografía y las crónicas de la época, la orilla izquierda del río Turia, entre la iglesia de Santa Mónica y el convento de la Trinidad, era en el siglo XIX un auténtico vergel de huertos y jardines regados por la acequia de Mestalla, que discurría por esta zona prácticamente en paralelo al río.

Unos terrenos donde se construyó a finales de aquel siglo la estación de la Sociedad de Tranvías de València, más conocida como estación del Pont de Fusta o del Trenet, y donde se abrían en perpendicular al río tres pequeños e irregulares callejones que eran conocidos como los callizos de Santa Mónica.

Tras la Guerra Civil, cientos de calles fueron renombradas al gusto del nuevo régimen, y los callizos de Santa Mónica recibieron nombres de santas y religiosas. Al primero empezando por la iglesia de Santa Mónica, se le dio el nombre de calle de Santa Rita. Al segundo, el de Santa Amalia; y al tercero, el de Madre Sacramento. Pero el primer callizo de Santa Mónica, la calle de Santa Rita, estaba formado por dos tramos en forma de 'L'. El primero partía en perpendicular al río, junto a la fachada lateral de la estación, y, a la altura del asilo de las Hermanitas de los Pobres, hacía un giro de 90 grados hasta entroncar con la plaza de Santa Mónica. Por esta circunstancia, el Ayuntamiento de València determinó que se trataba de dos calles distintas, y al tramo que desembocaba en la plaza de Santa Mónica lo rebautizó en 1950 con el nombre de calle Madre Teresa Jornet, en homenaje a la que fue fundadora de dicho asilo.

La Madre Teresa Jornet nació en Lleida en 1843 en el seno de una familia acomodada, lo que le permitió poder dedicarse a los estudios y cursar la carrera de magisterio, que finalizó a los 19 años, ganando una plaza de maestra nacional. Pero desde un primer momento la vocación de Teresa era la de profesar en una austera orden religiosa y encontró su camino cuando contaba con treinta años de edad, en Barbastro, donde el párroco del pueblo estaba organizando una fundación religiosa para acoger a los ancianos más pobres proponiéndole ponerse al frente de la misma.

Recibió el hábito el 27 de enero de 1873 y el 8 de mayo de ese mismo año llegó a València a petición de la Asociación de Católicos de nuestra ciudad, donde abrieron el primer hogar de la Congregación en la plaza de la Almoina, detrás de la Real Basílica de la Virgen de los Desamparados. Pero apenas un año después, por problemas de espacio, se trasladaron a una casa más grande junto a la iglesia de Santa Mónica, una sede que se convertiría en la Casa Madre de la Congregación. La congregación fue bautizada como Hermanitas de los Pobres Desamparados, pero tuvo que cambiar de nombre porque ya existía otra comunidad religiosa francesa con la misma denominación, adoptando definitivamente el de Hermanitas de los Ancianos Desamparados que es el que ostenta en la actualidad.

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Teresa Jornet murió en 1897, a los 54 años de edad, en la casa de Llíria, habiendo fundado en vida más de cien asilos entre España y Sudamérica. Sus restos mortales fueron trasladados a la Casa Madre de València en 1904, donde descansan desde entonces. En 1945, la diócesis de Valencia abrió el proceso de beatificación, que culminó Pío XII en 1958, y fue canonizada por Pablo VI en 1974, siendo reconocida como Santa Teresa de Jesús Jornet. Ese mismo año, coincidiendo también con el centenario de la inauguración de la casa madre de la congregación, se inauguró en la plaza de Santa Mónica un conjunto escultórico obra del artista valenciano Silvestre de Edeta que representa a la madre Teresa asistiendo a una pareja de ancianos.