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Historia | Ocio y cultura

La itinerante plaza de Salvador Allende de València

En el 50 aniversario de la muerte del presidente chileno Salvador Allende, recordamos la rocambolesca historia que rodeó la rotulación de su nombre en una plaza de Valencia en plena transición

Callejeando (11/09/2023)

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València

Salvador Allende (Santiago de Chile, 1908-1973), médico y político socialista, fue seguramente el líder más carismático y popular de Latinoamérica en el siglo XX. Ganó las elecciones de Chile en 1970 e intentó instaurar el socialismo en su país por la vía democrática, pero su mandato fue interrumpido abruptamente por el golde de Estado de Augusto Pinochet, que estableció una cruel dictadura militar que duraría 16 años.

Antes de rendirse a los golpistas, Salvador Allende se suicidó en el Palacio de la Moneda mientras era bombardeado por Pinochet, una imagen que causó un profundo impacto en la sociedad europea de los 70, lo que convirtió la figura del político chileno en un mito para la izquierda del viejo continente. De esta manera, su nombre fue rotulado en calles y plazas de las grandes ciudades europeas como símbolo de libertad, tolerancia y orden constitucional. Pero en 1973, en el ocaso de la España franquista, aliada de Pinochet, era impensable cualquier homenaje público a Allende.

No fue hasta 1979, con la reinstauración de la democracia en España y la celebración de los comicios municipales, que dieron como resultado la victoria de la coalición formada por socialistas y comunistas en el Ayuntamiento de València, cuando, entre otras cosas, se produjo la transformación del nomenclátor callejero y la recuperación de la memoria democrática en el espacio público, extirpada en 1939. Y un viejo anhelo del grupo socialista durante esa primera legislatura fue el de rotular el nombre de Salvador Allende en un espacio relevante de la ciudad.

Desde su primer día de funcionamiento, el ayuntamiento democrático dirigido por el socialista Ricard Pérez Casado buscó acomodo al nombre de Allende en distintas localizaciones. Aprovechando la limpieza que se estaba llevando a cabo de nombres vinculados al franquismo -Caudillo, José Antonio, falangista Esteve, Puerto, etc.- primero se propuso que fuese la plaza de la División Azul, al final de la avenida del Puerto, la que llevase su nombre, pero esta opción fue descartada por el impacto que podría ocasionar un cambio tan drástico en los sectores más conservadores. No en vano, la hermandad de excombatientes de dicha división se hizo eco de esta posibilidad y dirigió un escrito a Pérez Casado:

"Que habiendo tenido conocimiento por la prensa de hoy, de la noticia de la propuesta municipal del cambio de nombre de la Plaza de la División Azul por el de Salvador Allende... tampoco nos preocupa la denominación que nos sustituya, ya que las glorias no se alcanzan con rotulaciones".

Definitivamente, la plaza de la División Azul pasó a denominarse como 'plaça del Tribunal de les Aigües', nombre que aún ostenta en la actualidad.

Había que seguir por tanto buscando acomodo al nombre de Allende en el callejero, y la siguiente propuesta fue la avenida del Alférez Provisional, otra denominación que hacía referencia al pasado militar franquista que había que suprimir, pero que tampoco encontró el consenso necesario. En este caso fueron los propios vecinos los que protestaron por las molestias que iba a provocar el cambio, que ya intuían que podía ser efímero:

"Huelga decir que hay innumerables artistas, descubridores, científicos, filántropos, deportistas, etc. con suficientes méritos para honrar con su nombre esta calle valenciana. Por lo que más quieran, elijan uno de ellos y dejen en paz a ese Sr. Allende, de allende los mares que, a lo mejor no cae tan bien como a uds. a nuestros próximos ediles".

La avenida del Alférez Provisional recuperó finalmente su antiguo nombre de avenida de Campanar.

Para evitar polémicas y controversias, el consistorio buscó una plaza en proyecto que no tuviese nombre oficial, y la encontró en el extremo norte de la ciudad, en el barrio de Torrefiel, pero su aspecto -un solar sin urbanizar-, indigno para un personaje de la altura de Allende, hizo que de nuevo fuese descartada.

Pero no muy lejos de este solar se encontraba la pequeña plaza de San Jerónimo, también en Torrefiel, centro urbano del grupo de vivienda social homónimo, denominado así por ser San Jerónimo el nombre histórico de esta partida de la huerta norte de la ciudad. Y se realizó una permuta: el solar en proyecto recibió el nombre de plaza de San Jerónimo -realmente continuaba estando dentro de la partida histórica de San Jerónimo-, mientras que la plaza hasta entonces conocida con el nombre del santo pasó a ser la definitiva plaza de Salvador Allende.

La nueva denominación fue aprobada según acuerdo del 12 de septiembre de 1980 y la ceremonia de inauguración tuvo lugar una semana después, el 19 de septiembre. El Ayuntamiento de València organizó para ese día un completo programa de actos, que iba desde el descubrimiento de la plaza y del monolito laudatorio en la propia plaza, hasta un recital y el pase de una película en el cine Xerea, todo ello presidido por Hortensia Bussi, viuda de Allende, que se alojó en el hotel Astoria y participó activamente en todos los actos con los que la ciudad quiso rendir homenaje a su marido.

 
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