Septiembre llega con su síndrome postvacacional, que provoca irritabilidad y bajo rendimiento en la vuelta a la rutina
Fernando Catalán, psicólogo especializado en Trabajo y Recursos Humanos, recomienda reservar los últimos días de las vacaciones como un período de adaptación al regreso a la normalidad
Entrevista a Fernando Catalán, psicólogo especializado en Trabajo y Recursos Humanos
10:08
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València
El verano se acaba y septiembre llega con su clásico síndrome postvacacional, el que sufre gran parte de la población, también la valenciana, a su vuelta a la rutina tras el descanso propio del período estival.
Y es precisamente de esta afectación de la que hemos querido hablar en nuestro primer espacio 'Bienvivir' de la temporada que acaba de arrancar, de la mano del psicólogo Fernando Catalán, especializado en Trabajo y Recursos Humanos.
Irritabilidad y bajo rendimiento: los principales síntomas
Catalán explica que "es posible que, al volver de las vacaciones, tengamos un cierto malestar físico y mental", que se traducen en síntomas como "fatiga, tristeza, pérdida de energía y apetito, insomnio, dificultad para concentrarse, tensión muscular, irritabilidad e incluso sensación de ahogo o problemas estomacales". Se trata de problemas que derivan en una "falta de motivación y concentración que da lugar a una disminución de la actividad".
Sin embargo, son señales que "no deberían durar más allá de un par de días". Lo habitual es sentir cierto "mal humor" por tener que madrugar y adaptarnos a los horarios y hábitos que teníamos antes de las vacaciones. De hecho, alerta de que si esas molestias se alargan en el tiempo, en realidad estamos hablando de que existe un problema de fondo que se corresponde con un mal ambiente laboral, ya sea por las relaciones con los compañeros o por las formas empleadas por nuestros superiores.
Consejos para frenar el síndrome postvacacional
No dejar tareas complicadas para la vuelta. Ese es uno de los consejos más efectivos para tratar de esquivar el síndrome postvacacional. Y es que, según Catalán, es mejor incorporarnos poco a poco: "Llegar a casa un par de días antes de incorporarnos al trabajo, anticiparnos a los asuntos pendientes e ir acostumbrándonos a los horarios habituales".
Aunque reconoce que es "fundamental" que exista una buena relación entre compañeros para que la aclimatación sea rápida. "Ese primer tiempo de contarnos las vacaciones, estar más distendidos y dedicar más tiempo en el café que nos tomamos, acaba ayudando".
Y también los jefes deben remar en la misma dirección para que el ambiente laboral sea el deseable. "Tienen la responsabilidad de hacer que estemos bien en el trabajo y han de cuidar las formas de valorar nuestras tareas", señala.