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La venta de Pepelu al Valencia y la refinanciación de la deuda con un operador esquivan la amenaza del descenso administrativo del Levante

La deuda neta actualizada a 30 de junio asciende a 72 millones de euros, necesita una inyección económica de 30 millones en los próximos once meses para corregir un gravísimo déficit de tesorería, urge la venta masiva de jugadores y debe reducir drásticamente el número de empleados

Valencia

El Levante ha estado moribundo desde el penalti marcado por Villalibre, entró en parada cardiaca y ha precisado de dos descargas económicas para volver a la vida.

El informe elaborado por la Liga de Fútbol Profesional y que expuso su director corporativo Javier Gómez ante el Patronato de la Fundación el pasado 28 de junio tenía 3 objetivos a corto, a medio y a largo plazo.

El primero, que el club obtuviera financiación en el menor tiempo posible para pagar a sus jugadores y a la Agencia Tributaria para esquivar un posible descenso administrativo y cumplir con los requisitos de inscripción a 31 de julio.

En la noche de ayer, Javier Gómez informó a una de las candidaturas (hoy se reunirá con las otras tres) que con el primer plazo del pago del traspaso de Pepelu al Valencia CF y la refinanciación que el club ha logrado en las últimas horas con un operador, transformando la deuda a corto plazo en deuda a largo plazo, salvará el match ball de la categoría en la que militará la próxima temporada.

El segundo objetivo a medio plazo, pasa por la inyección de 35 millones de euros en el transcurso de los próximos once meses para reequilibrar el gravísimo déficit de tesorería y que obligatoriamente pasa por la venta masiva de jugadores para pagar los plazos de fichas que se han diferido al presente ejercicio.

Los primeros 5 millones han llegado por el traspaso de Pepelu al Valencia, el siguiente en salir podría ser Jorge De Frutos al Rayo Vallecano y que dejaría en caja otros 4 millones que se restarían de los 35 millones que habría que completar antes del próximo 30 de junio.

La fórmula que le daría la opción a todos los levantinistas de participar en la fiesta de la democracia accionarial sería acudir a una ampliación de capital, pero para eso se necesita a un gran inversor que estuviera dispuesto a completarla en tercera ronda y la Liga advierte en su informe que por la premura de tiempo una buena parte ese dinero debería estar en caja entre la última semana de julio y la primera de agosto para afrontar nuevas obligaciones de pago y que no admiten demora.

Por ese motivo, el club ya armó en el arranque del play off de ascenso su propia operación de reajuste con la aparición de José Dánvila y Vicente Boluda con un préstamo participativo de 15 millones, asumiendo la gestión del club, exigiendo como contraprestación la capitalización en acciones si no se podían devolver su propio préstamo y con la intención de que se votara por unanimidad en el Patronato del pasado 28 de junio.

De esa forma, se encontraría la estabilidad y se enterrarían muchos de los escalofriantes datos económicos que ofrece el informe de LaLiga, con una deuda neta a 30 de junio 2024 de 72 millones de euros, después de haber disfrutado de una ayuda al descenso de 18,9 millones en Segunda división y de 203 millones de derechos de televisión en las ultimas 4 temporadas en Primera división.

El tercer objetivo, si finalmente aparecen los 15 millones de euros de José Dánvila y Vicente Boluda será equilibrar la cuenta de resultados y corregir el nivel de endeudamiento con una reducción drástica del número de empleados que forman parte de una superestructura con múltiples secciones y disciplinas deportivas, seguir bajando el coste salarial de la primera plantilla, aunque los primeros fichajes ya han llegado con salarios muy importantes dentro de la categoría de plata y seguir vendiendo jugadores como única fórmula para pagar la deuda.

Los inversores tendrán que poner más dinero para corregir el desajuste entre la parte de la devolución de la deuda y el resultado ordinario del ejercicio entre los limitados ingresos y gastos de un club de segunda división.

Solo un ascenso a Primera o la superventa de un futbolista por encima del precio de mercado evitaría que los futuros inversores tuvieran que realizar una segunda inyección y todas las que hicieran falta en temporadas sucesivas hasta que el club volviera a encontrar su punto de equilibrio y pagara la totalidad de su deuda.

José Manuel Alemán

Redactor de Deportes en Radio Valencia

 
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