Benidorm celebra San Fermín a la espera de recuperar su ‘txupinazo’
‘La Kaña’ de Javier Abínzano es el gran punto de encuentro durante los sanfermines en la capital turística
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Benidorm celebra San Fermín a la espera de recuperar su ‘txupinazo’
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Benidorm
Hace años, cuando el mundo era otro y la pandemia no nos había cambiado la vida para siempre, la playa de Levante de Benidorm se convertía en una Pamplona muy particular. Decenas de personas, de blanco impoluto y pañuelo rojo al cuello, se daban cita a las puertas del restaurante El Tamboril, un reducto navarro en plena zona de masificación turística, para asistir al ‘txupinazo’ del que Javier Abínzano, subido a los tres escalones que daban acceso a su local, era orgulloso organizador y anfitrión.
El Tamboril ya no existe y Javi Abínzano, aunque sigue destilando esa fuerza de toro bravo que le ha llevado a sacar adelante no pocos proyectos de todo tipo en la capital turística de la Costa Blanca –incluida la etapa de mayor esplendor del Club Balonmano Benidorm en calidad de presidente–, no tenía ánimo ni muchas ganas volver a enfrascarse, al menos este año, en ese sarao. «Y no será porque no me lo han pedido», asegura con esa voz tan suya que se oye desde el Rincón de Loix hasta el Paseo Tamarindos.
Este 6 de junio en Benidorm no ha habido ‘txupinazo’, pero en el bar ‘La Kaña’, el negocio que ahora regenta Abínzano, el ambiente era el de las grandes ocasiones. «Yo me quería ir este año a pasar unos días a Pamplona, pero por diversas circunstancias, finalmente ha sido imposible», se queja el hostelero mientras recibe al periodista con uno de esos abrazos que recolocan hasta la última vértebra.
Sobre la mesa, y eso que faltan todavía algunos minutos para que en la plaza del Ayuntamiento de Pamplona se dé inicio oficial a los sanfermines 2023, ya asoma alguna botella de vino vacía y muchos restos de pintxos de todo tipo, con el de txistorra reinando de forma clara.
La tele está sin sonido. No hace falta. Los navarros que se han citado en La Kañan se saben el ritual de memoria y no dejan de cantar y gritar. ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín! Y, claro… «Porque llegaron las fiestas / De esta gloriosa ciudad /Que son en el mundo entero / Unas fiestas sin igual / ¡Riau-riau!»
En La Kaña, la cosa acaba de empezar. Javier Abínzano, cerca de un centenar de kilos (a ojo) de pura bonhomía navarra, reparte chistorra, cerveza y vino con una sonrisa de oreja a oreja olvidando, aunque sea por unos momentos, que la temporada alta le ha impedido, un año más, irse a su Pamplona a disfrutar, ya a partir de mañana, de sus famosísimos encierros.
Es de esos hombres que disfrutan viendo a los demás disfrutar a su alrededor y, quizás animado al comprobar que está haciendo feliz a los que, añorando los tiempos de El Tamboril, han ido a saludarle este 6 de julio, acaba abriendo la puerta a la vuelta del ‘txupinazo’: «igual el año que viene… o dentro de dos. Algo habrá que hacer, ¿no?». Y cuando termina, dan ganas de cantarle aquello de ‘¡Pobre de mí, pobre de mí, que se han acabado las fiestas de San Fermín!’.