Silenzio Stampa en Valencia y Levante: ¿dónde están LayHoon Chan y Quico Catalán?
Ni en Mestalla ni en Orriols ha habido explicaciones públicas mínimamente decentes tras la horripilante temporada de ambas instituciones
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Lay Hoon y Quico Catalán / Getty
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Valencia
LayHoon Chan desapareció de la ciudad días antes de que el club se sentara a negociar con Rubén Baraja los términos de su nuevo contrato. No estuvo en ninguna de las reuniones con el técnico del Valencia. Tampoco aparecía en las imágenes corporativas con las que la institución anunciaba el acuerdo de renovación del Pipo hasta junio de 2025.
El equipo ha firmado la peor temporada desde 1986. No ha bajado a Segunda División de milagro, gracias a la irrupción inesperada de tres chavales en la recta final de LaLiga y al empuje de la sociedad Baraja-Marchena, ya disuelta tras la renuncia de Carlos a seguir en Mestalla.
La presidenta, que recibe una remuneración de alta ejecutiva precisamente para hacer frente a estas situaciones, no ha dado una sola explicación pública al respecto. No ha explicado las razones por las que les dimitió Gattuso en enero. No ha explicado qué motivó la inacción de la SAD en ese mercado de fichajes. No ha pedido perdón a la afición, que tanto ha sufrido y tanto ha ayudado al equipo durante la pesadilla. Se ha salido con la suya. Ya avisó internamente que no volvería a comparecer en rueda de prensa tras la "carnicería" del 1 de febrero y lo ha cumplido. Nadie en el club ha tenido la capacidad de convencerle para que dé la cara.
Corona tampoco ha comparecido en sala de prensa para responder preguntas después del desastre 22/23. Concedió una entrevista al Diario AS en la que él mismo se puso la etiqueta de director deportivo. El Valencia ni siquiera ha hecho oficial el "ascenso". Su antecesor en el cargo, César Sánchez, se largó antes incluso de ser presentado.
Es un mal presagio que el club no se haya atrevido a sentarse ante los periodistas para dar explicaciones. Una de dos: o no las tienen o las tienen y, por malas, no se atreven a darlas. Es susto o muerte. Pero algo hay que explicar. ¿Va a convertirse la permanencia en el objetivo del Valencia a corto y medio plazo? ¿Cuál es el plan para dejar de estar excedidos en el FPF y poder volver a la regla del 1/1 a la hora de fichar? ¿Qué se le ha ofrecido a Baraja para convencerle y que renovara? ¿Qué medios va a poner el club para evitar otro año de horror como el que acaba de terminar? ¿Por qué se ha fichado a Cenk? ¿Qué va a hacer Carmelo del Pozo y qué motivos hay para contratarle? ¿Qué puede aportar Carmelo del Pozo que no pudiera ofrecer, por ejemplo, Vicente Rodríguez?
En lugar de afrontar en público todas estas cuestiones -y otras muchas-, el club ha despachado la crisis con un comunicado de tres párrafos en el que habla de "hacer reset", "reconstruir nuestro club" y avisa de los "tiempos exigentes" que se avecinan. Las 41.000 personas que, de media, han insuflado oxígeno y apoyo al equipo en Mestalla merecían bastante más. Los miles de aficionados que han recorrido España en autobús para ver los desastres de Almería, Cádiz o Girona merecían bastante más. Cada uno de los seguidores del Valencia, que tanto ha sufrido desde enero -y tanto va a seguir sufriendo- merecía bastante más.
Cruzando Primado Reig, el panorama es igual de dantesco. El presidente del Levante sigue escondido más de una semana después del fiasco ante el Alavés. No ha dado la cara. No ha dado explicaciones. No ha pedido perdón. Quico solo ha salido de la cueva esta temporada para ponerse la medalla en una tournée mediática selectiva tras el reconocimiento de la Copa de la República de 1937 a finales de marzo.
La preocupación y la angustia corre como la pólvora entre los seguidores granotas, que intuyen un futuro económico, deportivo y societario muy delicado en Orriols. Catalán se jugó lo poco que le quedaba a la carta del ascenso y en la apuesta ha comprometido seriamente la viabilidad de un club que no es suyo, ni mucho menos. Aunque a veces parezca todo lo contrario.
Lo lógico, lo higiénico, lo estético y lo obligatorio hubiera sido sentarse en rueda de prensa 48 horas después del partido ante el Alavés. Quico Catalán debería haber anunciado ya que se marcha, que libera al Levante del secuestro al que le tiene sometido hace años, poniendo en marcha un proceso de transición hasta que se elija un nuevo candidato y/o modelo para la SAD. En cambio, ha optado por el silenzio stampa.
Sin contarnos las razones, ni contárselas a la afición granota, ha decidido que Felipe MIñambres siga en el cargo después de un descenso y un no ascenso, ha comunicado a Javi Calleja -que, como desveló la SER, ya tenía contrato simplemente por meter al equipo en playoffs- que sigue como entrenador. Hoy nos hemos enterado del fichaje de Óscar Clemente, que llega libre de Las Palmas. Y en breve nos enteraremos del traspaso de jugadores a los que hay que malvender por el roto económico que la gestión de Quico ha hecho en Orriols. Pero el presidente, que tanta prisa tuvo para ponerse ante los micrófonos -algunos micrófonos- con lo de la Copa de la República, sigue escondido, como tantas otras veces en estos últimos cuatro años. Esperando a que pase el chaparrón. El problema para Quico es que esta tormenta no tiene pinta de escampar rápido. Esta vez no.
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Fran Guaita
Jefe de Deportes en Radio Valencia y director de SER Deportivos Valencia