La histórica "Marie Claire: no son medias, son enteras" afronta sus horas más críticas

Vilafranca

En los años 80, Marie Claire, con eslóganes como “no son medias, son enteras” o “Marie Claire, cada día un color” era la marca de lencería de moda que inundaba los escasos espacios televisivos y las páginas de las revistas de la época.

Tras décadas revolucionando el mercado de la moda íntima, también, con el "un panty para cada mujer", y las visitas de una joven Agatha Ruiz de la Prada, la marca consiguió grabar su imagen en la mente de unos consumidores que no estaban para nada acostumbrados al goteo publicitario que actualmente nos rodea.

Historia de la Marie Claire o la leyenda de la "fabricanta"

Todo comenzó con la propuesta de Francisca Íñigo a su marido, Celestino Aznar, para invertir el dinero que ganaban como comerciantes de ganado equino en un humilde local donde pudieran vender las medias que ella misma tejía. Así nació, un 1907 en el número 12 de la calle Alcalá de Vilafranca, la leyenda de la “fabricanta”, que llegó a emplear a 1.000 personas.

Fue en los convulsos años 70 cuando la empresa decidió trasladar parte del negocio a Castelló, eso sí, manteniendo gran parte de la fabricación en la localidad de Els Ports.

Durante más de 100 años ha sido, y es, un motor económico para Vilafranca y la comarca, además de un referente y bastión de lucha contra la despoblación.

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Cambio de manos, inestabilidad, aumento de los costes de producción y reducción de plantilla forman parte de los capítulos más recientes de la historia de Marie Claire, que afronta, en estos momentos, su hora más crítica y un posible cierre de puertas definitivo. Un posible ERE de extinción, que se decidirá este lunes y que dejaría a 288 empleados en la calle.

Este jueves la empresa anunció que se encuentra en pleno proceso de "reestructuración financiera y operativa" y que está negociando con sus principales acreedores para renegociar su deuda y realizar una búsqueda activa de inversores interesados en respaldar el proyecto de relanzamiento. En total la empresa ha recibido cerca de 20 millones de euros en préstamos por parte de la Generalitat.

Pueblos sin alternativas a la vista

Algunos trabajadores y vecinos de la localidad, como Patricia, explican, en declaraciones a Radio Castellón, que las condiciones de los últimos años han sido "malas e inestables". Denuncian, además, la falta de alternativas laborales en los pueblos, ahogados por la concentración de la industria en las ciudades y obligados a abandonarlos para trabajar.

Son 288 puestos de trabajo, aunque realmente está en juego mucho más: comercios, bares y todo tipo de servicios de la comarca de Els Ports, y especialmente de Vilafranca, se nutren de manera directa o indirecta de esta planta.

Ha sido este pequeño dique industrial el que ha ayudado a mantener los más de 2.000 habitantes censados en Vilafranca y, por ejemplo, sus cuatro carnicerías. Se trata de un efecto dominó que podría tumbar, no de manera inmediata, pero sí en pocos años, tal y como aseguran los vecinos, la economía de toda una comarca.

El ayuntamiento de la localidad ha exigido este jueves a todas las partes implicadas que hagan lo posible por reconducir esta situación y garantizar que mantendrá su actividad en el municipio, así como un plan de reconversión industrial en els Ports.

De momento el letrero de Marie Claire 1907 sigue colgado en la fachada de la planta 116 años después y va a recibir mañana por la mañana a los trabajadores a la misma hora, con la esperanza de que ni el “un panty para cada mujer” ni el “no son medias, son enteras” sean parte de un pasado acabado, sino de un futuro mejor.