La calle Lebón y la historia del alumbrado público en València
Situada entre las avenidas del Puerto y Baleares, la calle de Lebón nos recuerda que allí estuvo la última fábrica de Gas Lebón que dio servicio de alumbrado a toda la ciudad.
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Luis Fernández nos lleva a la C- Lebón
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Valencia
Hasta mediados del siglo XVIII, la actividad urbana en València quedaba supeditada a las horas de sol. Una vez este se ponía, la oscuridad tomaba las calles y todo el mundo se refugiaba en sus casas, a excepción del sereno, que entre otras cosas, realizaba las labores de vigilancia nocturna. En 1763, desde la corte se impulsó la instalación del primer alumbrado público, que consistía en faroles de aceite que en un principio eran responsabilidad de los propios vecinos, y que posteriormente pasaron a ser de propiedad municipal y eran encendidos por los faroleros. En nuestra ciudad se llegaron a colocar casi 3.000 faroles, pero era un servicio muy caro y elitista, ya que solo se podía mantener en los barrios de las clases altas.
El alumbrado moderno empezó a fraguarse en la década de los 40 del siglo XIX, cuando llegó a València la compañía de Gas Lebón, que construyó su fábrica en las entonces afueras de la ciudad, en el Llano del Remedio, junto a la porta de la Mar. Esta empresa, creada por los industriales franceses Carlos Lebón y Julio Lecocq, se encargó de la instalación del primer alumbrado a gas de la ciudad, utilizando como combustible la hulla, que era mucho más económico y abundante que el aceite. Por su cercanía a la fábrica, el primer espacio urbano en alumbrarse fue la glorieta, corría el año 1844. Poco después, el alcalde de la ciudad, José Campo, adquirió la fábrica de gas y promovió el alumbrado por todos los barrios, siendo este uno de los grandes hitos de modernización de la ciudad que se le reconocen en el majestuoso monumento que tiene dedicado en la plaza de Cánovas.
A finales del siglo XIX, la fábrica de gas ya se había quedado obsoleta, y su recinto obstruía la expansión del ensanche urbano, así que se tuvo que buscar otra ubicación más amplia y más cercana al puerto, la puerta de entrada de sus combustibles principales: la hulla y el coque. Así pues, la conocida como Compañía de Gas Lebón se instaló entre el Camí Vell y el Cami Fondo del Grau, es decir, entre la actual calle Islas Canarias y la avenida Baleares, a la altura de la calle de los Leones. Allí, en una gran parcela se construyeron la central térmica y todas las instalaciones necesarias para la generación de gas y electricidad con la que se estuvo abasteciendo de energía a la ciudad hasta los años 80 del siglo pasado. En la fachada occidental de la fábrica de Gas Lebón, entre el muro que la separaba de los huertos y alquerías colindantes, se abrió una calle que daba servicio a los residentes, y que por estar situada junto a la industria, los propios vecinos les dieron el nombre de calle de Lebón. Denominación, por tanto, de origen popular que el Ayuntamiento de València acabó por oficializar en 1896.