Pilar Herrero: «Los niños con altas capacidades son personas muy rápidas y con características muy peculiares»
El Centro Despierta de Benidorm es uno de los pocos especializados en el trabajo con niños y jóvenes de altas capacidades
Benidorm
No son ‘bichos raros’ ni pequeños genios en ciernes a los que hay que tratar de forma distinta. Tampoco hay que cargar sobre ellos más esperanzas o presiones que las que se puedan tener con cualquiera de sus compañeros. Los niños con altas capacidades son niños normales que, eso sí, presentan una inteligencia por encima de lo que se suele considerar normal y que destacan en determinadas áreas.
Pilar Herrero, responsable del Centro Despierta de Benidorm, uno de los pocos especializados en el trabajo con niños y jóvenes con altas capacidades, ha pasado por Hoy por hoy Benidorm para arrojar luz sobre este ámbito tan desconocido.
Como explica Herrero, “las altas capacidades determinan un rendimiento cognitivo diferente en determinadas personas. Un rendimiento cognitivo que está por encima de la media, es decir, son personas que piensan y sienten de manera diferente y que tienen una inteligencia más alta de lo normal”.
Por ello, subraya Pilar Herrero, “son personas muy rápidas y con características muy peculiares y que, en muchos casos, pasan muy desapercibidas”.
Pero, ¿cómo se pueden detectar esas altas capacidades en edades muy tempranas?. La responsable del Centro Despierta explica que “primero, mediante la observación. Observar es muy importante, así como tener formación y conocimiento al respecto porque existen muchísimos mitos en relación a las altas capacidades”.
El más extendido de esos mitos o falsas creencias “es el que dice que tienen un rendimiento académico sobresaliente y eso es mentira. No todas las altas capacidades tienen un rendimiento académico sobresaliente. De hecho, muchos de esos alumnos están en las aulas y tienen comportamientos disruptivos o, sin tenerlos, sacan malas notas porque la metodología de la enseñanza no es la adecuada para las características que presentan”.
Cómo detectarlo
Pilar Herrero afirma que “en edades tempranas nos encontramos con niños con pensamientos metafísicos, es decir, qué pasa después de la muerte (es un tema muy recurrente), se plantean la fe… todo aquello que no es típico de su edad. Suelen tener un vocabulario muy rico, con el uso de palabras que ni siquiera emplea un adulto. Intereses que no son acordes a su edad, como niños que están leyendo libros de astronomía avanzada y a lo mejor tienen seis años”.
Así mismo, “a la hora de ver la vida, si les planteas un problema, ellos son capaces de hacer una deducción de adulto. Son capaces de ver todos los prismas con todos los problemas… y hablamos de niños muy pequeños”.
En el ámbito académico, “también se da el caso de que, en el colegio, vienen y te dicen que ya saben todo lo que están dando. ¡Es que hay niños que son autodidactas! Llegan a las aulas y saben leer, saben escribir, sumar cuatro cifras… y sus pares van por la suma de una o dos cifras”.
Todo ello supone, para ellos y sus familias, un reto diario por buscar el encaje entre sus necesidades, sus intereses y la realidad que los rodea. “Hay muchas personas que tienen una hiperactividad, pero eso no determina que tenga algún tipo de trastorno. Muchas veces esa hiperactividad psicomotriz viene del aburrimiento y lo muestran de esta manera. Insisto en que estos niños de altas capacidades no son siempre los que te sacan todo dieces. Esos pueden tener un talento académico y puede tener también altas capacidades, pero estas no determinan el rendimiento académico o el hecho de tener un comportamiento modélico”.
¿Son capaces los centros educativos de responder a las necesidades de estos niños? Por desgracia, no siempre. Pilar Herrero explica que “depende del centro escolar. Conozco algunos centros que tienen muchísima voluntad, pero tienen los recursos de los que dispone el sistema. Hay muchos orientadores o tutores que quieren hacer un trabajo extraordinario, pero se encuentran con muchísimas barreras”.
Además, insiste, “falta formación. Hay quien piensa que a la alta capacidad hay que dejarla sola porque sabe de todo, pero eso es mentira. Él sabe hasta donde sabe y muchas veces desconectan porque se aburren. En base al principio de equidad, existe la obligación de darles aquello que necesitan”.
El mito de la salud mental
Una de las grandes preocupaciones de los padres de niños con altas capacidades es la posibilidad de que sus hijos desarrollen problemas de salud mental, pero Herrero lanza un mensaje de calma en ese sentido. “No todas las personas con altas capacidades llevan aparejados problemas de salud mental. Es la idea que muchas veces se nos vende. El hecho de tener una alta capacidad no te predispone para que tengas ningún tipo de trastorno”.
De nuevo, la detección temprana es fundamental ya que, explica la responsable del Centro Despierta, “cuando no se produce la observación temprana pueden aparecer problemas. Una alta capacidad que no está siendo atendida puede presentar comportamientos disruptivos en clase. El típico niño que se mete en todos los líos, en peleas, que no deja hablar… el tocapelotas. Y no sabes qué hacer con él porque lo pones cara a la pared y se hace amigo de la esquina. Parece que les da igual”.
Una de las principales problemáticas a las que se enfrentan estas personas es que “existe en ellas el sentimiento de no encajar, porque saben que son diferentes. No terminan de crear una conexión porque sus intereses no son los mismos, no ven la vida de la misma manera, no piensan de la misma manera… siempre van un paso por delante. Por ello, es muy típico que sus amigos tengan más edad que ellos o que se lleven muchísimo mejor con adultos”.
Víctimas del acoso
Todo ello, en cierta manera, predispone a estos niños a ser víctimas de acoso escolar algo que, como explica Pilar Herrero, forma parte de la propia naturaleza humana. “Hay que partir de la base de que cualquier cosa que sea diferente va a generar rechazo y va a ser condenado al ostracismo. En muchas ocasiones, efectivamente, nos encontramos con niños de altas capacidades que sufren este tipo de problemática y lo que hacen es tender a nivelarse a la baja porque no quieren sobresalir”.
Sin embargo, son niños que no suelen desarrollar una respuesta violenta hacia aquellos que los agreden. “No suele suceder porque una de las características que determinan las altas capacidades y que se da de forma muy común es que tienen un elevado sentido de la justicia, la ética o la moral. Consideran que es incorrecto agredir. En nuestro centro hemos tenido agredidos, pero no agresores. Ellos, dentro de la estructura de cómo conciben el mundo, consideran que la violencia hacia otra persona no tiene sentido porque no es justa”.
Además, advierte Herrero, “tener altas capacidades no determina que tengas que tener un rendimiento excelente en todo. No puede haber ninguna persona que sea perfecta en todo. Lo que sucede es que, cuando destacan, son muy buenos. Suelen destacar en varias áreas, pero no en todas y es importante que no se espere eso de ellos”.
Por ello, además de buscar y proporcionarle a estos niños actividades y retos como los que se trabajan en el Centro Despierta, Pilar Herrero recomienda a los padres que, a la hora de convivir con niños con altas capacidades “lo primero y fundamental, y esto sirve para todos, es pasar tiempo de calidad con los hijos. Hay que llegar a conocerlos. Hay mucha gente que ha conocido a sus hijos en la pandemia. Hay que conocer y compartir sus intereses y, en el caso de las altas capacidades, hay que plantearles retos. Para ellos es muy importante que les desafíen a pensar. Ver muchos prismas dentro de una misma cosa es su alimento”.
