Perséfone, Flora y Yarilo, los dioses a quienes les debemos la primavera
El Equinoccio de Primavera es un acontecimiento anual cargado de color y simbolismo, en donde todo renace y algunos dioses regresan a casa

Los dioses a quienes les debes la primavera
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Comunidad de Madrid
El equinoccio de Primavera es un momento del año conocido no sólo por el fin del invierno y el inicio de una estación en la que todo renace, sino también por disponer de multitud de mitos en los que algunos dioses renacen y otros, simplemente, regresan a casa, dando lugar a un período en el que el color y la vegetación invaden los paisajes naturales y las temperaturas aumentan un poco.
Alrededor de este momento, se han creado diversas fiestas por todo el mundo, algunas de ellas alentadas, incluso, por sus propios mitos, como demuestran la tradición de quemar y ahogar a Marzanna en Varsovia (Polonia) y de visitar la pirámide de Chichén Itzá (México) para ver a Kukulcán descender como una gran serpiente.
Por otro lado, si hablamos de mitos propiamente dichos, resulta imposible no volver a reparar en la historia de Perséfone y Hades en Grecia, ya que también es la que marca el inicio de la primavera. Tras el rapto de la diosa y su ingreso en el inframundo, se acordó que pasaría seis meses allí, coincidiendo con el otoño y el invierno, y regresaría con su madre, Deméter, durante la primavera y el verano. Por eso, con la llegada de la primavera, se conmemora ese regreso.
En cuanto a la vecina Roma, además del equivalente de Perséfone (llamada Proserpina), también podemos encontrar a Flora, diosa itálica de los frutales, el vino (y, especialmente, de las flores), aunque también asociada con la primavera. Su festividad (Floralia), se celebraba en abril o a principios de mayo y simbolizaba la renovación del ciclo de la vida, marcada con bailes, bebidas y, por supuesto, flores; y, aunque no sea tan conocida en comparación con otras deidades, en realidad, esta diosa era muy venerada, especialmente después de una época de malas cosechas situada en torno al siglo III a.C.
Al igual que su equivalente heleno, Cloris, Flora estaba casada con un dios del viento, Favonio (Céfiro en Grecia), una unión surgida tras el rapto perpetrado por este y de la cual nacieron la propia primavera y Carpo, dios de las frutas.
Si te has quedado con ganas de conocer más a estas y otras deidades, ¡no te puedes perder la sección de esta semana!