El consentimiento y las relaciones sexuales sanas: las tareas pendientes en la educación para mujeres con discapacidad intelectual
Integrantes y formadoras de la Fundación AMÁS, cuentan que "en la adolescencia, se trabajaba sobre todo la prevención, pero no tanto el consentimiento"
El consentimiento y las relaciones sexuales sanas: las tareas pendientes en la educación para mujeres con discapacidad intelectual
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Móstoles
Según el Estudio de Plena Inclusión España, hasta un 83% de las mujeres con discapacidad no tienen relaciones sexuales. El 14% de estas no las tienen por miedo y el 10% porque no tienen un espacio propio de intimidad. Marisa Martínez Raposo, vecina de Alcorcón e integrante del grupo de mujeres con discapacidad intelectual de Fundación AMÁS, cuenta que aunque ahora reciben formación sobre salud sexual y violencia de género, el consentimiento sexual es un concepto que no le llegó suficientemente pronto: "en mi caso lo tuve años más tarde". Marisa, Rosa María Arévalo, responsable del proyecto de sexualidad de Fundación AMÁS y Arantxa Sánchez-Quiñones, trabajadora del Centro de Inclusión y oportunidades Padre Zurita y madre soltera de un niño de 3 años, hablan de educación sexual en Hoy por Hoy Madrid Oeste.
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Rosa María Arévalo explica que las mujeres jóvenes no solían tener acceso a esa información: "en esa época, en la adolescencia, se trabajaba sobre todo la prevención pero no tanto el consentimiento". Hoy en día, con casi 40 años, Marisa reconoce que: "ahora estamos más formadas. Vamos a talleres en el centro y en el grupo de mujeres, hablamos de sexualidad y violencia de Género".
Ser madre soltera y mujer con discapacidad: "tengo miedo de volverme a enamorar"
Además, la educación sexual debe abarcar temas más allá de las relaciones sexuales. Marisa destaca que la sexualidad también engloba "relacionarse con otros, tomar decisiones, empoderamiento...". De hecho, una de las grandes decisiones que ha tomado Arantxa, es convertirse en madre soltera. Para ella, su hijo fue "como un ángel caído del cielo", y aunque al principio le dio vértigo enfrentarse a ello, asegura que: "gracias al apoyo de la Fundación AMÁS y de mi familia ya se me está quitando el miedo". Con este cambio en su vida, también admite que le cuesta imaginarse a sí misma con pareja a largo plazo: "como madre y mujer con discapacidad me han durado menos de un año". Y añade, "soy madre soltera y tengo miedo de volverme a enamorar y que la persona me rechace por ello".
Para Marisa, lo fundamental está muy claro: "para que te quieran tienes que quererte primero a ti misma", y eso, también forma parte de la educación sexual. Es un mensaje universal pero que se evidencia todavía más en el caso de las mujeres con discapacidad, Rosa María subraya que ellas "también son seres sexuados", y por eso, para tener relaciones sanas, Marisa dice: "es importante sentirnos valoradas, queridas y a gusto con nosotras mismas".