Trastornos de Conducta Alimentaria, el único trastorno mental cuyo deterioro físico pone en peligro la vida

Ciempozuelos

En el día de la Lucha contra los Trastornos de Conducta Alimentarios (TAC) recordamos que entre un 11 y un 27% de las adolescentes tienen conductas de riesgo alimentario. La primera Unidad de Estancia Media para este trastorno que se creó en la región fue en el Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos hace ahora 4 años.

En España se estima que unas 400.000 adolescentes presentan riesgo de padecer TAC y con la pandemia los cambios han sido drásticos, de forma que la edad de inicio en este problema ha bajado y se ha comprobado como la enfermedad avanza más rápido y con más gravedad.

Conductas como la anorexia nerviosa o la bulimia, con perfiles muy distintos según uno u otro caso. Este trastorno, considerado como trastorno mental, es “el que más hace peligrar la vida debido al gran deterioro físico que causa” según cuenta Paloma Nieto, psicóloga clínica de la Unidad de Media Estancia de Trastornos de la Conducta Alimentaria del centro San Juan de Dios de Ciempozuelos. La Unidad fue la primera de este tipo que se abrió en la Comunidad de Madrid hace cuatro años.

Nieto explica que los TCA no sólo son un patrón alimenticio anómalo, sino una forma de cómo afrontan la vida y de control sobre el descontrol o situaciones y emociones que no dominan. La aparición de las redes sociales “con cuerpos idealizados” y el uso de programas de retoque de imágenes, las ‘influencer’ que comparten sus dietas, etc, todo, fomenta la “insatisfacción corporal”, indica. Por eso, afirma que las personas con un uso medio y alto de redes sociales tienen mayor probabilidad de desarrollar TCA. Igualmente se están detectando nuevas formas de este trastorno en personas con diabetes tipo I, embarazadas, o en las que restringen el consumo de alimentos antes de beber.

El caso de Victoria

Victoria, es una de las personas que ha pasado por esta Unidad y ha contado su caso en SER Madrid Sur. Ella con tan sólo 10 años comenzó a tener problemas a causa del bullying que sufría en el colegio. “Con diez años tuve un trastorno por atracón y estuve con esta situación hasta los 19. Llegué a pensar 110 kilos y de un día para otro conseguí dejar casi de comer. En menos de un año perdí 70 kilos. He tenido 15 años de ingresos muy seguidos, con sondas nasogástricas y todo lo que ello conlleva”, explica.

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Así estuvo hasta que entró en el Centro de San Juan de Díos. Llegó mal “muy mal”, hasta el punto de que llevaba un año sin moverse de la cama, con intentos autolíticos, cuenta Victoria. “Mi vida estaban totalmente desorganizada”. Al principio, cuando entró en el Centro solo hacía llorar, pero con la ayuda de sus compañeros y los profesionales, ahora reconoce estar mejor y llevar una vida más organizada.

Abordaje integral

Ante esta situación, una Unidad de Estancia Media del Centro de Ciempozuelos, donde el paciente puede estar entre seis meses o un año, es muy importante, porque la atención en los TAC tiene que ser integral y no sólo centrarse en el peso, indica Beatriz Expósito nutricionista del Centro. Es necesario “cubrir las necesidades clínicas, físicas, psíquicas y sociales desde el abordaje farmacológico y psicoterapéutico”.

Aquí les ofrecen educación para la salud, generando cambios de hábitos, no sólo en la alimentación, sino también en el autocuidado y organización del tiempo libre, promoviendo su reincorporación a la vida diaria de manera progresiva al realizar actividades en el exterior.

Entre los signos de alarma de cuando una persona puede caer en este tipo de trastornos se encuentran un adelgazamiento drástico por hábitos alimentarios extraños, obsesión por el aspecto externo y deseo de controlar a los demás. También realizan recuento de calorías, dietas, excesivo ejercicio, se pesan varias veces al día, tienen el ánimo deprimido o una menstruación irregular, entre otras cosas.