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Conociendo al Pez Humano

El Proteo o Pez Humano, es una especie cavernícola única en el mundo

Nuestra naturaleza: Conociendo al Pez Humano

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Colmenar Viejo

Bajo la Meseta del Carso, en las características cuevas de esta región, habita en las zonas de agua un anfibio muy peculiar. A pesar de su forma de anguila, el Proteo (Proteus anguinus) es una salamandra cavernícola de cuerpo alargado, color blanco y cortas extremidades.

Debido a sus peculiares características, este animal ha recibido distintos nombres, como el del Dios griego Proteo, hijo de Poseidón, el cual presentaba el cuerpo de un tritón; o como el de Pez Humano debido a los colores blanco rosados similares a nuestra piel.

Durante los primeros avistamientos de esta especie, estos salían de las cuevas a través de los ríos embravecidos y los habitantes de la región creyeron que se trataban de pequeñas crías de dragón.

Esta especie es tan especial por diversos factores.

Es el animal cavernícola más grande del mundo, pudiendo alcanzar a veces los 40 cm de longitud, aunque se suele encontrar entre los 20 y los 30 cm.

Su peculiar aspecto es debido a la adaptación que ha tenido que desarrollar para la vida en las profundas cuevas.

Sus ojos rudimentarios están cubiertos por su piel, debido a la falta de iluminación que hay en las profundidades. A pesar de ello, está demostrado, que estos animales son muy sensibles a la luz, huyendo rápidamente de ella, lo cual dificulta su observación.

Por ello, han tenido que desarrollar otros sentidos para orientarse en la oscuridad, como unos receptores químicos, mecánicos y eléctricos situados en su cabeza, que les permiten recibir sonidos mediante las ondas que se forman en el agua, así como vibraciones de la tierra. Estos sentidos les sirven además a la hora de cazar sus presas, que habitualmente se tratan de pequeños invertebrados de las cuevas, como crustáceos, moluscos, insectos o arácnidos.

Esta especie se caracteriza por su gran longevidad ya que en estudios realizados con proteos en cautividad, se ha visto que pueden llegar a los setenta años de edad, entre otras razones por su lento metabolismo en periodos de hambre y su gran capacidad de almacenar energía ingiriendo grandes cantidades de alimento.

Pero lo más interesante de esta especie, es que a diferencia de la mayoría de anfibios, éste no realiza la metamorfosis, conservando y respirando así a través de sus branquias externas, lo que hace que tenga una vida totalmente acuática.

 
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