¿Cómo nació el mundo para los vascos?
La mitología vasca es una de las más ricas de Europa y se compone por un amplio abanico de deidades y criaturas, presididas por la diosa Mari y un carácter matriarcal
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¿Cómo nació el mundo en el País Vasco?
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Comunidad de Madrid
En el viaje mitológico de esta semana nos lleva al País Vasco, cuya cultura, de antigüedad considerable y de un marcado carácter matriarcal, abarca una de las mitologías más ricas de Europa, compuesta por un amplio abanico de deidades y criaturas, presididas por la diosa Mari, también llamada “Diosa Madre”, Ama Lur” o “Amari”, aunque también cabe mencionar a otras estrellas folclóricas como las lamias, los dragones o los gigantes.
Los integrantes del marco mitológico vasco son un conjunto de mitos y leyendas tradicionales de un pueblo extendido, originariamente, por Navarra, País Vasco y el País Vasco francés, en donde el entorno natural tenía connotaciones mágicas para los habitantes, además de las fases del día. Sin embargo, aunque Mari ocupe el centro del imaginario popular, a veces aparece acompañada por su consorte Maju o Sugaar, muchas veces representado como una serpiente o un dragón y alternándola con una forma humana cuando acudía a sus encuentros con la diosa, con quien tendría al dios de los engaños, Mikelatz, y al dios benévolo, Atarrabi, protector de las cosechas y quien tiene una leyenda relacionada con el diablo de esa cultura, Etsai que, a menudo, se entremezcla con la tradición cristiana.
Si se presta atención a las leyendas puramente precristianas, las gentes de entonces pensaban que, cuando se reunían Mari y Sugaar en las cuevas de las cumbres sagradas, engendraban tormentas, algo que solía ocurrir los viernes por la noche, considerados los momentos de los aquelarres. Sin embargo, lo más curioso que, quizá, pueda destacarse sobre Mari, es que, para el pueblo vasco, existían diversas versiones de esta diosa, asemejándose a las vírgenes y los santos de muchos pueblos de España, aunque no es lo único que convierte a esta figura en una de las más llamativas, ya que Mari aglutina otras entidades femeninas y guarda una relación especial con la tierra y la naturaleza, siendo vista como una deidad ctónica de las culturas matriarcales de la vieja Europa, anterior a los dioses celestiales que trajeron las culturas celtas de origen indoeuropeo, o las religiones abrahámicas.
No obstante, también se pueden encontrar algunos dioses relacionados con el cielo, aunque sea en un sentido meteorológico, como Urtzi, asimilable al Júpiter latino o al Thor nórdico. De igual modo, también hay leyendas relacionados con las diosas del sol y la luna, hijas de la propia Mari y cuyo papel es fundamental para preservar la vida y la tranquilidad de las personas, especialmente cuando llega la noche.
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