¿Cómo nació el mundo según Japón?
Japón es uno de los países con mayor tradición mitológica, caracterizada por un sistema complejo de creencias, marcado, a su vez, por una relación casi indistinguible entre mitos e historias reales
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¿Cómo nació el mundo según Japón?
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Comunidad de Madrid
El continente asiático se compone de una gran variedad de países cuyas tradiciones, aunque puedan parecer iguales a este lado del mapa, ofrecen un sinfín de particularidades y nombres propios que hacen de cada una algo único. Japón puede ser un gran ejemplo, ya que es uno de los países con mayor tradición mitológica, caracterizada por un sistema complejo de creencias en la que la relación entre mitos e historias reales es casi indistinguible.
En la cultura japonesa o sintoísta, espíritus, fantasmas y demonios aparecen en centenares de leyendas, que narran desde la creación del territorio a las gestas de guerreros y humildes campesinos. Además, su panteón, por sí solo, se compone de una colección numerosa de kami o dioses. Y, a pesar de la influencia de la civilización china, como prueba la relación entre la figura del emperador con los propios dioses, hay partes muy importante que son únicas, algo que se refleja en el relato sobre el origen del mundo y los principales dioses, como, por ejemplo, Amaterasu, diosa del sol; Uzume, diosa de la danza, la fertilidad y la felicidad; Fujin, responsable del viento y aire; y el que sería el rival de la diosa del sol, Susanoo, visto como un dios malvado, asociado con el mar. Sin embargo, aunque todos ellos suenen importantes, hay una pareja de dioses que se sitúa en un escaño aún más alto: Izanami e Izanagi, protagonistas en el relato que explica el origen del mundo y padres de estas y otras muchas deidades.
Según la leyenda, tras la creación de los cielos y la tierra, en Takamagahara nacerían los Kotoamatsukami y los siete dioses de Kamiyonanayo (los dioses de los cinco pilares que aparecieron en el momento de la creación de los cielos y la tierra). Estos primeros dioses crearon a la pareja divina y le encargaron la creación de la primera tierra, dándoles una lanza decorada con joyas para ayudarles en la tarea. Entonces, las dos deidades fueron al puente entre el Cielo y la Tierra y agitaron el océano con el arma, dando lugar a la creación de una isla, en donde construyeron su morada alrededor de un pilar que, más tarde, sería testigo de la unión entre ambos seres; una unión que no está exenta de polémica, tanto entre los propios seres divinos como entre la población actual, y la cual, en un primer momento, daría lugar a dos hijos, Hiruko (infante del agua) y Awashima (isla de burbujas), de aspecto deforme.
De esa segunda unión nacieron las ocho grandes islas de la cadena japonesa y muchas deidades, pero esa buena racha terminó con la muerte de la diosa madre al dar a luz a la encarnación del fuego.
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