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Una comisión ciudadana busca la verdad en las residencias de Madrid: "He trabajado en Siria y con el ébola. Jamás había visto algo así"

Miriam Alía, de Médicos sin Fronteras, cuenta su experiencia en las residencias de mayores de Madrid. Cerca de una treintena de personas han declarado ante el tribunal presidido por el juez emérito, José Antonio Martín Pallín

Familias, trabajadoras, residentes han declarado ante la Comisión ciudadana en Madrid. / Elena Jiménez

Familias, trabajadoras, residentes han declarado ante la Comisión ciudadana en Madrid.

Madrid

Han pasado tres años y las lágrimas siguen apareciendo en muchos de los relatos de quienes sufrieron y de quienes vivieron uno de los momentos dolorosos colectivos más negros de nuestra historia reciente. Las familias han conseguido que por la comisión ciudadana por la verdad en las residencias hayan pasado casi una treintena de personas para contar cómo vivieron lo sucedido. Y contar esos momentos sigue doliendo. Le ha dolido a Mercedes, a María Jesús, a Mari Paz, a Concha, a Rosana, a Ramona, a Esther, a Rosario y a Miriam Alía, de Médicos sin Fronteras, que en su intervención por videoconferencia desde Sudán del Sur ha sido clara. "Yo llevo 18 años trabajando para Médicos sin Fronteras. He trabajado en conflictos, en Siria, en Yemen, en diez ébolas.... Jamás he visto un triaje que no tenga en cuenta la capacidad de supervivencia desde un punto de vista clínico. Es la primera vez en mi vida, en 18 años de experiencia humanitaria, que veo un triaje que se basa en dependencia".

Pero vamos al principio. Las familias de Marea de Residencias y la Plataforma Verdad y Justicia en las Residencias de Madrid buscaron hace meses una forma de continuar aquella comisión de investigación que se había iniciado en la Asamblea de Madrid y que no regresó desde que Isabel Díaz Ayuso barrió en las elecciones adelantadas de 2021. Y encontraron la fórmula en una Comisión Ciudadana para la que han contado con expertos en derechos humanos, envejecimiento, gestión sanitaria, memoria histórica, sociología o epidemiología y que preside el fiscal y magistrado emérito del Tribunal Supremo, José Antonio Martín Pallín.

Esa comisión ciudadana se ha celebrado en Madrid entre el viernes 15 y el sábado 16 de septiembre tras haberse retrasado (estaba prevista en el mes de junio) por las dos convocatorias electorales. En una sala blanca, de un local que les ha cedido el Movimiento Apostólico Seglar, el compareciente se sienta frente al jurado ante una mesa blanca en la que no falta nunca una botella de agua y una caja de pañuelos de papel. El público escucha detrás, en silencio, solo en alguna ocasión apoyando con la cabeza o alguna palabra el relato de quien habla.

La comisión comienza con el juez Martín Pallín haciendo una declaración de intenciones. "En una sociedad democrática lo normal era que se hubiera constituido una comisión de investigación que obtuviera sus conclusiones y que se hubieran llevado a los tribunales si procedía. No tenemos pretensión de criminalizar a nadie si no tratar de acercarnos lo más posible a la verdad de lo que ha sucedido". Y habla del "número escalofriante de muertes" en referencia a las 7.291 personas que fallecieron en las residencias madrileñas en la primera ola de la pandemia.

El primer testimonio es el de una trabajadora de la residencia Parque Coimbra de Móstoles. Y lo que dice María Ángeles Maquedano entra directo al corazón. "A mí me gustaría que la gente supiera cómo se murieron por no recibir atención médica. Ya no es que no les pudiéramos dar una mano. Es que no teníamos ni siquiera un mórfido para ponerles para que se relajaran y se fueran tranquilos. Es que se morían agarrados a las barandillas de la cama intentando respirar", cuenta emocionada.

Tras ellas hablan familiares. Isabel Hernández, perdió a su madre en la residencia Monte Hermoso y le hablaron, claramente, de los protocolos. "Me llama la doctora diciéndome que mi madre se ha puesto mala súbitamente, que tiene muchas dificultades para respirar cuando 24 horas antes estaba bien. Les digo que voy inmediatamente para trasladarla al hospital y me dice que no, que no envían ambulancias y que no están trasladando a nadie al hospital según protocolo". Rosana Castillo también perdió a su madre en esa misma residencia. Empieza dando las gracias a los miembros de la comisión y explica que desde el centro solo les dijeron "mentiras" al hablarles de que todo estaba controlado.

Otra trabajadora, Elvira García, de la Gran Residencia en Carabanchel (Madrid), narra lo que pasaron aquellos días los mayores que eran conscientes de lo que sucedía. "Se podía ver el terror en su mirada, en su cara. Tú tienes un compañero que de pronto tosía cuatro veces, se lo llevaban y no volvían a saber de él. No sabían si estaba vivo, si estaba muerto, si estaba en otro módulo. Entonces, tosían por lo bajini".

Con mucha tristeza y rabia María Jesús Valero cuenta que su padre murió en la residencia de Usera, entonces gestionada por la empresa DomusVi. Cuenta cómo por la mañana la llamaban diciendo que se estaba muriendo y por la tarde que estaba bien y que, incluso, le habían dado una cucharadita de yogur. A Mercedes Huertas las lágrimas se le agolpan en los ojos nada más sentarse a hablar. Su padre falleció en la residencia Adolfo Suárez y ella deja claro que "nadie se atreva a decir que nosotros tenemos las heridas cerradas. Llevamos más de tres con las heridas abiertas. Nadie nos ha preguntado cómo estáis o qué necesitáis. Nos sentimos abandonados". El ex vicepresidente del Gobierno de Ayuso, Enrique Ossorio, llegó a decir a finales del año pasado que las familias ya lo habían superado.

María Paz Villanueva no puede parar de llorar durante toda su declaración. Sus padres fallecieron en la residencia Doctor González Bueno y ella se echa la culpa por no haberlos sacado de la residencia. "Me estoy echando la culpa. No haber intentado ir allí con la policía para haberlos sacado". Ramona Carvajal llega acompañada de su hermana. Su madre vivía en la residencia Vitalia Griñón. Ella grababa las conversaciones con el personal del centro y al jurado le ha contado como una doctora y el propio director del centro le dijeron que no podían derivar a su madre a un hospital porque así lo decían los protocolos enviados por la Comunidad de Madrid. "La gente que vivía en los chalets cerca de la residencia nos decían que de allí estaban saliendo féretros todos los días", ha contado.

"Llévate a tu madre"

Por esta Comisión Ciudadana han pasado también residentes que consiguieron abandonar los centros. Fue el caso de Paula Rivera, 68 años y con esclerosis múltiple, que vivía en la residencia Vitalia de Leganés. "Cuando yo me fui creo que iban ya por 95 o 100 personas fallecidas. Una de las trabajadoras llamó a mi hija y le dijo llévate a tu madre porque está entrando en una depresión. Allí murieron 107 personas y lo pasé muy mal", explica sentada en su silla de ruedas y acompañada de su hija que le tiende una botella cuando le cuesta seguir con su relato.

Concha Quirós también consiguió sacar a su madre de la residencia de Manoteras y llevarla a un hospital. Explica cómo se la encontró mientras sostiene una fotografía de ella. "Cuando salió me abrazó y me dijo, hija tienes una galleta que tengo mucha hambre. Me dijo que había estado muchos días sola en la habitación, que no sabía que pasaba pero que no le daban de comer. Cuando la pesaron en el hospital no llegaba a 40 kilos".

Rosario Fernández, otra residente de 80 años, empieza a declarar. Lo primero que dice, nerviosa, antes de acercarse al micrófono es que no lo ha hecho nunca. Su hija, sentada detrás, le contesta animándola porque ella está viva para hacerlo. La mujer detalla que en su residencia DomusVi de Leganés la atención era escasa. "El botón no sé si estaba desconectado porque tocabas y no aparecía nadie. Estando en el sillón hice mis necesidades y yo a chillidos pedía que fueran a cambiarme".

"Tomar decisiones que no son éticas parece que no tiene coste"

Por esta comisión también ha pasado el ex consejero de Políticas Sociales en aquella primera ola Alberto Reyero. Un político que terminó dejando su cargo por discrepancias con la gestión de la pandemia por parte del Gobierno de Ayuso. Reyero llegó a denunciar que aquellos protocolos no eran éticos. Frente al jurado popular, el ex político, ha reflexionado sobre la falta de investigaciones sobre lo sucedido porque supone se cree un "incentivo perverso hacia los poderes políticos porque parece que tomar decisiones que no son éticas (en referencia a los protocolos) no tiene coste. Si yo fuera un asesor de alguien que tiene que tomar decisiones le diría haz lo mismo porque, realmente, no va a tener ninguna consecuencia".

Reyero recuerda que los médicos que estaban en los centros de salud se llevaron a Ifema en lugar de a las residencias. Que llegó a pedir al entonces consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, que los mayores de las residencias fuesen derivados al hospital que se levantó allí pero se lo denegaron. Y dejó claro que se podrían haber salvado más vidas y, sobre todo, "podríamos haber ayudado a las personas a que murieran con dignidad".

Ayuso invitada, Ayuso ausente

A esta comisión ciudadana estaba invitada también la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el ex consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, entre otros. Una invitación que no ha sido contestada pero que el presidente del tribunal, Martín Pallín, ha querido poner de manifiesto. "Esta comisión les citó porque es lógico que pudieran tener la oportunidad de dar su versión pero han declinado la invitación".

Elena Jiménez

Elena Jiménez

Soy periodista desde hace algo más de un par de décadas. Especializada en temas sociales y educativos....

 
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