José Antonio Luis dejará la dirección del Centro Penitenciario Madrid III, en Valdemoro, que asumirá Manuel García
García, actual Subdirector de Seguridad, sustituirá en el cargo a José Antonio Luis de la Iglesia que se marcha a ejercer otras funciones a la prisión de Picassent, en Valencia. El sindicato CSIF Prisiones aprovecha para recordar reivindicaciones
El todavía director del Centro Penitenciario Madrid III, en Valdemoro, José Antonio Luis de la Iglesia, en los estudios de SER Madrid Sur. / SER Madrid Sur
Valdemoro
El que hasta ahora era director del Centro Penitenciario Madrid III, en Valdemoro, José Antonio Luis de la Iglesia, dejará su cargo para asumir la dirección de Programas en el Centro Valencia II de Picassent. Su puesto lo asumirá en los próximos días, Manuel García García, hasta ahora Subdirector de Seguridad de la prisión madrileña, según han informado desde el sindicato CSIF Prisiones.
Tras catorce años dirigiendo Madrid III, Luis de la Iglesia, asegura querer volver “a casa junto a mi familia más próxima”, por lo que solicitó “hace algún tiempo” su relevo al frente de este Centro Penitenciario, un relevo que se producirá a principios de la próxima semana, según indica el todavía director en una nota de despedida remitida a los trabajadores.
En ella muestra también su “admiración” por los miembros de su equipo y los profesionales que “siempre han estado dándolo todo en su trabajo, incluso cuando las circunstancias lo han hecho especialmente difícil”.
Reivindicaciones para la nueva etapa
Desde CSIF Prisiones Valdemoro han aprovechado esta nueva etapa para recordar que seguirán “dando visibilidad al colectivo” de funcionarios de prisiones sea cual sea la persona que dirija la institución y han vuelto a recordar la necesidad de “dotar a los funcionarios de recursos, medios, formación, seguridad y la condición de Agente de la Autoridad”.
En especial, hacen hincapié en la falta de médicos en todas las prisiones de España y recuerdan la escasa ratio de psiquiatras para las cárceles, de “0.3 psiquiatras por cada 1.000” presos, algo fundamental, ya que la salud mental y la atención primaria “es esencial para una reinserción”.
