Familias con menores trans: "Siento miedo cuando mi hijo me dice que es un niño por la sociedad que se va a encontrar"

La intención de Isabel Díaz Ayuso de modificar la denominada Ley Trans ha indignado a las familias de menores y jóvenes en esta situación. No entienden que la presidenta siga las indicaciones de la ultraderecha y se disponga a eliminar partes de una ley que garantiza los derechos de estas personas y las iguala con el resto.

Sara Laguna, madre de un niño trans de 10 años, lleva toda la vida de su hijo acompañándole en un camino que no es nada fácil. "Desde que empezó a expresarse lo hacía en masculino, jugaba a ser un niño con su hermana mayor", explica. "El punto de inflexión fue cuando cumplió 7 años, cuando vio en la tarta un nombre que nunca le había gustado. Dos días después me dijo: mamá, ya le he dicho a todo el mundo que soy un niño, me llamo Jorge, córtame el pelo".

A partir de ese momento, Sara fue al colegio público en el que estudia Jorge y se dirigió directamente a los compañeros: "Les dije que ya no le llamaran por el nombre que tenía antes -y que ahora no quiero pronunciar- que a partir de mañana sería Jorge, a lo que los niños me respondieron que ya lo sabían. Él se había sincerado con sus pares, con quienes se sentía a gusto", recuerda. Y acto seguido se dirigió a la dirección del centro para cambiar su nombre en las listas. Un trámite que, protocolo en mano, es prácticamente automático. Y lo mismo ocurre con la Sanidad. En menos de un mes obtuvo la tarjeta sanitaria con su nueva identidad.

Sara no entiende que Ayuso hable de objeción de conciencia entre los profesionales que tratan a estos pequeños. El pediatra les derivó a la unidad específica del hospital de La Paz: "Tienes miedo de encontrarte con una persona reticente, pero ocurre todo lo contrario. Saben que esto no es un capricho y nos tratan con cariño y comprensión". Afirma que la presidenta de la Comunidad de Madrid está dando por hecho que haya sanitarios que se oponen a los tratamientos de los menores trans y no es así: "Los sanitarios que tratan a nuestros niños son endocrinos, que lo único que hacen es ofrecer tratamientos que, por evidencia científica, necesitan las personas trans".

El texto, aprobado en 2016 durante el gobierno de Cristina Cifuentes, recoge, entre otras medidas un protocolo educativo y otro sanitario para automatizar los trámites burocráticos y recoge la necesidad de educar sobre la diversidad que ya existe en nuestra sociedad. "Es un texto pensado para que sea lo más garantista, correcto y limpio posible", señala Sara. "¿Qué va a modificar? ¿Nos va a quitar el título que asegura sus tratamientos? Si nos quita la ley, un tratamiento de 4 euros costará 130 y muchas familias no se lo podrán costear"", añade.

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En los 10 años de vida de Jorge, su madre puede afirmar que los problemas han venido siempre por desconocimiento, no por maldad. "Por maldad se derogan leyes, por desconocimiento se hacen preguntas inapropiadas, pero se pueden responder y enseñar así algo a los demás". Por eso le pide a la presidenta un poco de empatía y concluye: "Siento miedo cuando mi hijo me dice que es un niño, por la sociedad que se va a encontrar. El niño no puede evitarlo. No se levanta un día diciendo: mama me voy a joder la vida siendo trans. Si por ellos fuera, no serían trans".

"A la cara no puede decirnos lo que le molesta de la ley"

Representantes de la Asociación de Familias de Infancia y Juventud Trans, Chrisallis, han asistido jueves al debate de investidura en la Asamblea, invitados por la diputada de Mas Madrid, Carla Antonelli. Allí han presenciado las palabras de Ayuso y Vox insistiendo en la necesidad de modificar una ley alegando que puede ser inconstitucional, algo que no entienden en la asociación: "Es un argumento sin sentido, ni es inconstitucional ni hay ingeniería social de ningún tipo. La aprobaron cuando les venía bien y la metieron en un cajón. Ahora lo vuelven a utilizar electoralmente", señala Encarni Bonilla, presidenta de Chrisallis.

En la sesión de hoy, sentados entre el público, no han recibido ni una sola mirada de Ayuso: "Nos evitan como evitan cualquier debate. A la cara no puede decirnos con argumentos qué es lo que le molesta tanto de esa ley", explica. Y añade que los discursos de odio desde la tribuna sólo contribuyen a aumentar el riesgo de que agredan o discriminen a sus hijos impunemente y eso es responsabilidad del gobierno de Ayuso y de las instituciones.