Conozcamos la historia de Redueña

Redueña

Toca volver a calzarse las zapatillas y coger la cantimplora para viajar a Redueña, uno de los muchos municipios del norte de Madrid que, en este caso, forma parte de la familia de 'Los Jarama', pero sin compartir la fama que tienen aquellos que han heredado el apellido del río que les acompaña. Se trata de una localidad con una amplia historia, cuyos primeros indicios se remontan al Paleolítico Inferior.

Redueña se encuentra junto a Torrelaguna y Torremocha de Jarama. Y, una de las características más destacables que posee, es el gentilicio de sus vecinos, alrededor del cual hay una leyenda que involucra a una cigüeña, una serpiente y una iglesia.

Según consta en la Carta Arqueológica del pueblo, allí se han localizado restos en los márgenes del arroyo de Santa Lucía, que, en el pasado, debió ser un lugar idóneo para el asentamiento. Asimismo, posee yacimientos de la Edad del Hierro, como el de Santa Lucía o el Alto de los Pezuelos.

En el siglo II a.C. formaba parte de la división en provincias establecidas por los romanos, dependiendo junto al resto de villas cercanas del núcleo de Uceda, teniendo como prueba material de esa civilización restos de lo que pudiera ser una calzada y fragmentos de terra sigilata (o tierra o cerámica sellada) y una pesa de telar marcada con un aspa.

Ya en la época de presencia musulmana en la Península, Redueña formaba parte de una nueva entidad sociopolítica, Al-Ándalus. Y, al igual que sus vecinos, se estableció en la zona la Marca Media. Además, según recientes estudios, la Torre de la iglesia fue, originalmente, una torre vigía, que servía de apoyo a las cercanas atalayas de Torrelaguna, El Vellón y Venturada. Sin embargo, el municipio acabó formando parte del lote de localidades de Uceda que quedaron en manos de Alfonso VI tras la Reconquista, siendo cedida, más adelante, a su hija doña Urraca, infanta de León y conocida por algunos como “la temeraria”.

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Con el paso del tiempo, esas aldeas se fueron independizando de Uceda, llegándole el turno a Redueña en 1575, pasando a ser villazgo de la Corona de Castilla. Pero, dada sus necesidades económicas, El rey Felipe II la vendió al Licenciado Melchor Durango, lo cual no gustó a los vecinos, por lo que recurrieron al derecho de tanteo para recuperarlo, cosa que consiguen a cambio de endeudarse con varios préstamos.

En materia de curiosidades, cabe destacar una ruta conocida como 'Senda para todos', creada en 2002 y adaptada para gente con discapacidad y con movilidad reducida. Cuenta con varios paneles de interpretación del medio rural. Aunque no es la única iniciativa inclusiva del municipio, ya que también se puede encontrar el 'Arboreto Comestible', una actividad abierta a todo el mundo destinada a sembrar y para estar más en contacto con la naturaleza.

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