Padres y entrenadores ‘tóxicos’ en el deporte infantil
La actitud de muchos adultos pervierte la práctica deportiva en los niños

El deporte infantil puede perder su carácter lúdico cuando padres o entrenadores realizan actitudes tóxicas / Ferran Traité Soler

Fuenlabrada
El deporte infantil bien entendido y practicado resulta muy beneficioso. “Los pediatras aconsejamos la práctica diaria de 60 minutos de ejercicio físico moderado-intenso, a ser posible al aire libre, con una finalidad recreativa, y practicado en compañía de otros niños”, destaca Iván Carabaño que recuerda que “el deporte previene la obesidad, mejora la salud cardiovascular y ayuda a socializar”.
Pero hay otro componente ajeno a todo esto, el de muchos padres y entrenadores que convierten esta práctica lúdica en un calvario para los niños.
“La mayor parte de los padres mantienen una actitud correcta en la grada. Pero no siempre es así. Tal es la magnitud del problema que este año, la mayor parte de las federaciones incluyen la firma de un documento a través del cual los padres se comprometen a mantener la debida compostura. Tanto con sus hijos como con los árbitros”, recuerda el doctor Darío Fernández.
A veces esas situaciones también las provoca el entrenador.
“La inmensa mayoría de los entrenadores están debidamente cualificados, y desde aquí no podemos ensalzar su labor: tienen un comportamiento intachable y mantienen una actitud exquisita, tanto en los entrenamientos como durante las competiciones. Pero hay excepciones, y los padres también tenemos que saber reconocer cuándo estamos ante un entrenador tóxico”, añade.
“El deporte nunca ha de ser excusa para que un niño se sienta humillado, reciba insultos o castigos por no estar a la altura del resto del equipo, siempre y cuando se haya esforzado lo suficiente. Si en otros ámbitos, como el educativo, nunca aceptaríamos esto, en el deportivo tampoco hemos de hacerlo. Los entrenadores han de saber mantener un equilibrio entre corregir y motivar. Un entrenador es un facilitador del talento, no un destructor del talento”, apunta.