Ful
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La opinión de Juan Miguel Alonso (26/3/2025)
León
EL sábado pasado, unos cientos de jinetes y amazonas emboscados tendieron una trampa secreta vestida de homenaje al gran Ful en el Museo de la Siderurgia de Sabero. Hubo de ser secreto porque se hubieran precisado 16 campos de fútbol para acoger a la legión de amigos que hubieran abandonado vida y hacienda por ir a entregar un par de abrazos al escribidor.
Hubo mucha emoción y mucha gratitud, porque la deuda es mucha, aunque los capataces interinos de la culturilla oficial no se enteren de nada, y aún no sean capaces de distinguir lo urgente de lo necesario.
Por allí pasaron representantes de la lucha, de la mina, de la cultura, del periodismo que desgranaron con detalle y belleza la contribución impagable del maestro Fernández a todas las luchas , a todas las demandas , a todas las peticiones de ayuda y auxilio, siempre atendidas, siempre alentadas.
Alguien dijo que todas las puertas se abren cuando quien llama a ellas es Fulgencio, y es sabido que no hay rincón ni escaño en toda la geografía del reino, donde no haya estado el plumilla escuchando la historia colectiva de la lucha por la vida. Algún día , otro devoto compilará ese mural imprescindible para que las generaciones futuras sepamos lo que fuimos, lo que somos.
Y hubo , también ,mucha contención , mucho orgullo cazurro , que se aguantó las lágrimas , empezando por el homenajeado, para no manchar las letras de esa infinita carta de amor allí escrita. Y por el miedo sin fundamento a que se borrara ese canto a la memoria y a la dignidad que encarna el príncipe barbado de la montaña. Como si tal cosa fuera posible….
