“No encontraréis a nadie que hablara mal de ella”, dice su jefa en el laboratorio del hospital de Burgos
Sus compañeras se han concentrado a las puertas del HUBU donde trabajaba la mujer asesinada

Burgos
‘Nunca te vamos a olvidar’ rezaba la pancarta que las compañeras de Andrea Bejarano han desplegado a las puertas del Hospital Universitario de Burgos (HUBU), donde trabajaba la primera víctima de la violencia de género este año en Castilla y León.
Una concentración de repulsa a la que ha asistido el consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, y la alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala, aunque ha sido la supervisora de Laboratorios del HUBU, Amparo García, la que ha puesto voz a la indignación y la pena del personal del centro, que ha guardado un minuto de silencio a las 13:30 horas de hoy.
Amparo García ha elogiado el carácter de la mujer, a la que nunca se le veía de mala cara, siempre venía sonriente y desde el primer momento que no se presentó a su turno, pensaron que había pasado algo, pero no imaginaban que se tratara de un caso de violencia de género.
La supervisora de Laboratorios relata que Andrea trabajaba en el hospital desde antes de la pandemia, había estudiado esta especialidad de Formación Profesional y las prácticas ya las realizó en el laboratorio del HUBU.
Estuvo en microbiología cuando la época de la COVID, también en transfusiones, cuenta Amparo García, que insiste en que era una persona que nunca ha puesto problemas, siempre dispuesta a cambiar el turno si se lo pedían, o venir antes a trabajar o cualquier favor a las compañeras. El domingo tenía turno de tarde y no entró a su hora, a las 3 de la tarde, lo que sorprendió a la supervisora, que empezó a investigar el motivo de su ausencia.
Avisó a sus superiores y, pasadas las primeras horas, la familia de ella movió la desaparición por redes sociales, aunque vivía con la familia del marido y la suya no está aquí. Ambos son de nacionalidad colombiana.
Su jefa en el hospital dice que Andrea tenía proyectos y para ese mismo día había quedado con una compañera que le iba cubrir un rato, porque iba a llegar más tarde, pero en ningún momento había nada que sospechase que podría pasar algo en la pareja o que pudiera estar atravesando una situación familiar difícil.
Amparo García sigue el relato y recuerda que iban juntos con el niño, cuando tenían consulta con el médico y nunca se veía ninguna cosa que no fuese normal. Asegura que desconocían en su entorno de trabajo que estuvieran en trámites de separación. Una chica, termina Amparo García, que “no encontraréis a nadie que pueda decir nada malo de ella”.