El colegio Fernán González manifiesta el apoyo a su conserje

Aranda de Duero

La comunidad educativa del Fernán González muestra su repulsa a la agresión sufrida este domingo por su conserje después de arbitrar el partido de fútbol de categoría de cadetes que disputaron Aranda Riber y el Capiscol de Burgos, a manos, presuntamente, del padre de uno de los jugadores visitantes

A las doce del mediodía se concentraban los estudiantes, profesores y una buena parte de padres y madres para mostrar su repulsa por este ataque sufrido por José Luis García Yagüe, una persona extremadamente pacífica y conciliadora. "Jose tiene una capacidad especial para no solo arbitrar sino también enseñar" destacaba Marimar González Isla, profesora de Educación Física de este centro, que, por este motivo añadía que "todo lo que le ha pasado que me parece igual indignante que a vosotros".

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Pancartas y carteles en apoyo a su conserje se exhibían en el patio de este colegio público, donde se celebraba esta breve concentración a la hora del recreo. La directora recordaba la necesidad de mostrar respeto en cualquier situación, más aún hacia una persona que prestándose a realizar labores de arbitraje hacen posible que se puedan disputar este tipo de competiciones. Luisa María Arias Burgos expresaba su deseo de que este compañero pueda incorporarse pronto a su trabajo, al tiempo que transmitía en nombre de toda la comunidad educativa su repulsa a actos de violencia como éste. "Toda la comunidad educativa del colegio Fernando González muestra su repulsa ante este tipo de situaciones que se viven fuera y dentro de las instalaciones deportivas y que provocan un malestar en el resto de los aficionados y sociedad, impidiendo disfrutar de toda actividad; Jose, deseamos tu pronta tu pronta recuperación y te mandamos todo nuestro apoyo con este fuerte aplauso toda la comunidad", concluía la directora.

El acto, que tenía lugar en presencia del concejal de Educación, José Antonio Fuertes, lo cerraba la profesora de Educación Física, que hablaba de que probablemente al compañero agredido, más que los golpes y las lesiones físicas, le duela sobre todo la sinrazón de tener que aguantar comportamientos agresivos por parte de un público que acude a ver jugar a sus hijos. “Si Jose deja de arbitrar, perderemos un gran árbitro y educador, aunque entiendo que después de lo que le ha pasado probablemente se le hayan quitado las ganas”, comentaba.